Aquella extraordinaria normalidad

Han pasado ya cuatro semanas desde que nuestra vida normalizada dejó de ser normal para convertirse extraordinaria. Aunque las horas del día parecen que pasan lentamente, los días de la semana se suceden casi sin darnos cuenta y nos plantamos ya casi en el primer mes de confinamiento.



Es verdad que aún faltan semanas que termine esta situación, pero la tendencia de las estadísticas parece mostrarnos que estamos en el principio del fin de la misma y, aunque sea de lejos, nos permite visualizar un poco de luz. Esto nos permite fantasear con la vuelta a nuestra extraordinaria normalidad, aunque sea de forma escalonada, aunque sea distinta a como la conocíamos, pero como humanos que somos, necesitamos poner foco en algo positivo para subsistir moralmente ante tantas sombras.

Nadie pone en duda que hay aspectos que son más importantes que el deporte en estos momentos, pero este es un blog que habla de deporte y estas líneas no van a cambiar hoy su temática. Porque igual que fantaseamos con el "cuando todo esto acabe..." en muchos sentidos, no podemos negar que uno de ellos es cómo vamos a disfrutar cuando podamos salir a correr.

Porque correr siempre nos ha servido para refrescar nuestra mente y colocar nuestro pensamiento de tal forma que, algo que antes de salir a entrenar lo veías como un problema o no lo tenías claro, al volver se había convertido en algo menos problemático o de más fácil solución. Hoy necesitamos eso refresco mental más que nunca, hastiados de que todo fluya alrededor del mismo tema, aburridos de que las redes sociales nos muestren la peor de las caras en cuanto a ideales, necesitados de que nos den directamente los rayos del sol o sentir el viento en nuestra cara sin tener que pasar previamente por la ventana.

Se palpa en el ambiente la sensación de que no está muy lejos el día en que se pueda salir a hacer algo de deporte, pero también en esto tienes ese sabor agridulce de que quieres pero no estás convencido si será lo más adecuado, de que tú vas a respetar las condiciones que se pongan pero que hay gente que no respeta nada. Que ese día llegue cuando tenga que llegar y sea de forma segura, pero está claro que ese primer día marcará un antes y un después de nuestra forma de entender "salir a correr".

Antes de que todo esto ocurriera sabíamos que correr nos aportaba felicidad, pero no éramos conscientes de hasta qué punto nos hacía felices. No voy a decir que éramos felices y no lo sabíamos, porque sí lo sabíamos, pero sí voy a decir que éramos más felices de lo que creíamos. Seguro que has recordado durante estas semanas momentos memorables de tu vida de corredora o corredor, pero no dudo que también te han venido a la mente con nostalgia situaciones cotidianas de algún entrenamiento en soledad, con tu música, en tu circuito de todos los días, incluso algún entreno de sufrimiento agónico y malas sensaciones. Y ahora todo aquello, hasta lo más insignificante, parece oro. ¡Cómo anhelamos nuestra extraodinaria normalidad!

De ahora en adelante no nos permitamos no saborear cada zancada que demos corriendo, no subestimemos ni una de nuestras gotas de sudor, no dejemos de ver como un auténtico regalo el correr con compañeros o amigas, poder hacer una tirada larga, entrenar por el campo o participar en una carrera. Vamos a tener tiempo de correr pensando únicamente en disfrutar, porque parece que prepararse para competir no va a tener sentido durante algún tiempo más.

Mientras esperamos noticias, sigamos siendo fieles a la responsabilidad que estamos mostrando como sociedad nosotros los runner y nuestras familas, porque cuatro irresponsables no nos van a quitar que estamos sabiendo cumplir con nuestra misión como ciudadanos. 



Carreras para participar desde casa
 

¿Cómo entrenar una maratón?