27º Maratón de Badajoz. Suspendiendo el examen sabiéndo la lección.

      Cuando me imaginaba escribiendo la crónica de esta carrera no contemplada de ninguna de las maneras el escenario con el que me he encontrado hoy. En la baraja de las opciones estaban hacer mi objetivo (2:46), bajar mi marca por segundos o no hacer mi marca por pocos segundos. Pero no hubiera imaginado tantos minutos de más ni quedarme tan pronto sin fuerzas.



         ¿Razones? Cualquier que diga no justifica tanta diferencia entre mi tiempo final y la previsión. El viento, la alergia o una semana de mucho trabajo físico en lo laboral pueden suponer como mucho dos minutos de más, no los 7 minutos que han caído. Simplemente hoy no ha habido piernas, no ha querido salir, aunque mi pensamiento real, ahora mismo, es que no valgo un 2:46. Pensamiento seguramente equivocado, pero hoy,  con la decepción tan reciente, necesito "lamerme las heridas".

         El inicio de carrera fue perfecto, cogiendo desde el primer km la velocidad de crucero. El viento daba favorable cuando corríamos hacia Portugal, por lo que no me preocupaba que fuésemos un par de segundos más rápidos por km. en ese momento. Corro con Antonio Dávila, aunque el lleva la iniciativa y yo sigo su estela. Como está más fuerte el tiende a ir más rápido pero yo decido seguir mi ritmo, que se ha mantenido en 3:53, lo que provoca que el corra un par de metros por delante. Antonio me espera y dice que se va a mantener conmigo pero yo le animo a que haga su carrera, que le veo bien.  



        Pasamos el km 10 en 38 minutos largos. Hemos arañado 10 segundos que vendrán bien cuando llevemos cansancio de kms. Por Circunvalación y Ronda Norte ataca el viento de cara pero no me siento afectado y lo salvo sin aparente esfuerzo extra. Los kms siguen cayendo calcados, una media de 3:53 de ritmo y Antonio marcando el ritmo, y así nos acercamos a terminar la primer vuelta.

        Paso la media maratón en 1:22:03. Dentro del ritmo previsto. Echando cuentas, otra media maratón serían otros 1:22 más los dos minutos que se suelen perder en los segundos 21 km serían 2:46. ¡Lo estoy clavando! Aunque para ser sinceros no iba corriendo "fluido". No iba mal pero las sensaciones deberían ser mejores a estas alturas. Además me he quedado sólo, voy a tener que hacer 21 kms en solitario.

         Justo en ese punto Antonio ha decidido irse hacia adelante (conseguiría una inesperada marca personal 2:43) y adelanto a la primera mujer. La misma chica que el año pasado hizo 2:47. Aunque no voy muy suelto confio en tirar de resistencia y fondo y que las sensaciones se revirtieran con los kms. Pienso en los entrenos matadores cumplidos a rajatablas y sin sucumbir en ninguno y estoy seguro que podré correr con cansancio.



    Nada más lejos de la realidad. Otra vez en la Avda. de Elvas, dirección a Portugal, con el aire de nuevo a favor voy manteniento los ritmos con mucha dificultad. Voy gastando muchas energías en un sector favorable que tendría que servir para recuperarme. Así, cuando hago el giro de 180º en la aduana, me encuentro con un fuerte viento de cara. Como en los últimos días, la velocidad del viento ha ido aumentando con el paso de las horas, así que el de ahora nada tiene que ver con la primera vuelta.

       Empiezo a correr por encima de ritmo de 4:00 y sufriendo una barbaridad. Por el km 29 ya sé que no voy a recuperar sensaciones. Demasiado pronto. No he aguantado ni siquiera al km 30. Ya aquí sé que el objetivo está tirado. Borramos pensamiento y replanteamos objetivo: cuando terminemos esta avenida dejaremos el aire de cara, si mantengo un ritmo aceptable, con el margen ganado en la primera parte de la carrera, aún puedo batir mi marca personal.

      Pero los siguiente km caen a ritmo de 4:25 o 4:30. Ya sé que tampoco voy a mejorar mi marca. Voy sufriendo tanto y siento las piernas tan pesadas que veo peligrar llegar a meta, tengo unas ganas tremendas de ponerme a caminar. Es el pez que se muerde la cola: las piernas están cargadas y además, psicológicamente, la cabeza les envía mensajes de cansancio extra. Pero la retirada no es una opción, mi gente me está esperando en meta.



       Voy corriendo por correr hasta el km 33. Quedan 9 kms y el reloj marca 2 horas y 10 minutos. Replanteo objetivo para encontrar un motivo por el que continuar: en el peor de los casos, corriendo a 5:00, tardaria 45 minutos en llegar a meta, que supondría hacer otra maratón por debajo de las 3 horas. Esto  me ayuda enormemente. Al comienzo de Ronda Norte me paro, estiro unos 5 segundos y emprendo la marcha consiguiendo estabilizar el ritmo en 4:25 más o menos. Cada punto kilométrico volvía a hacer calculos y veía que estaba dentro del margen.  

       Y así conseguiría llegar a recta de meta, con ganas de casi pedir disculpas a quienes me animaban por haber levantando unas espectativas tan lejos de lo que estaba realmente sucediendo. Acompañado de mi hijo y mi sobrino Marco paro el crono en un tiempo final de 2:53:36, posición 39ª de entre 554 llegados a meta. Sí, yo también sé que este tiempo es un tiempazo, pero ya conocéis mi nivel de exigencia.



    He de reconocer que bajo las gafas de sol ha habido lágrimas de decepción, mucha decepción. Sabiendo que al día siguiente mi pensamiento sería otro mucho más positivo, pero me sentía con derecho a estar decepcionado conmigo mismo porque he fallado el día más importante. Es como si te presentas a un examen y suspendes sabiéndote de memoria la lección.

     Es tiempo de reflexión... o no. Lo que seguro que ahora viene es un tiempo de relajarse deportivamente, tirar a la basura los planes de entrenamiento y disfrutar de este deporte de un modo más distendido. Mi mente y mi cuerpo necesitan desintoxicarse de tanta exigencia. 

     Os dejo a continuación los datos de mi carrera: