La Carrera Popular de Valdebotoa 2023 siempre nos pone en nuestro sitio.

      Recién entrados en septiembre nos ha llegado la meteorología otoñal, tan bienvenida después de las altas temperaturas  de semanas atrás y, como es tradición casi todos los años, también ha llegado la Carrera Popular de Valdebotoa, en su decimosexta edición. Un 10k rápido y que ha contado con buena participación y corredores de gran nivel deportivo.


Con Ricci, Juan y Gerva en el km 1. Foto: Ana Mª García


        Antes de la salida me comentaba mi amigo Rafa Barreto que viendo las "liebres" que había por allí iba a tener mucha materia para completar la crónica de la carrera. Le dije que iba a ser difícil sin dar nombres, a lo que me contestó que dejara atrás esa tontería ya que nadie se va a molestar. Así que allá vamos, un mes después de mi última carrera en Villar del Rey.

       Con una temperatura muy agradable y una brisa en aumento que amenazaba lluvia se daba la salida pocos minutos después de las 10:00 horas. Mi estrategia inicial era la de un ritmo sostenido hasta el cambio de sentido en el km 5,5, y a partir de ahí empezar a dar todo lo que hubiese por entonces.


         Desde el inicio se forma un grupo casi pactado en la salida con Ricci, Juan Villa y Gerva con intención de hacer un ritmo medio de 3:45. No llevábamos ni un kilómetro cuando empiezan a caer las primeras gotas y parece la carrera va a ser pasada por agua.

          El primer km es de callejeo y en el segundo ya nos dirigimos a la pista, en donde tendra el verdadero desarrollo de la carrera. En ese segundo kilómetro han llegado por detrás otros atletas, como el amigo Luis Alves y poco después, hemos dado alcance al grupo en donde corre Juan Parejo. Se forma un grupo numeroso en el que se puede correr relativamente cómodo.

         No nos equivocamos al principio y, sin mirar mucho el reloj, a la altura del km 3, ya llevamos una media de 3:45. Otros atletas toman la iniciativa y yo me resguardo dentro del grupo para no minar las fuerzas con toda la carrera por delante.

Llegando al giro de 180º en el km 5,5. Foto: Tina Ramos.


         Sobre el km 4, Ricci y yo nos encontramos marcando el ritmo del grupo y en un momento percibo que el grupo se está estirando y hay atletas que se están quedando. En principio es buena señal pues no tengo la percepción de ir al ataque, sino de ir manteniendo el ritmo y no pasarme.

          Cuando nos estamos acercando al km 5, Ricci va delante y yo hago esfuerzos por seguirle hasta que llega un momento que me desengancho. Parece que voy a hacer la carrera en solitario hasta el final pero un poco más adelante, cuando hacemos el cambio de sentido para volver por la misma carretera, veo que la distancia con los de detrás es mínima.

Llegando a meta. Foto: Ana Mª García


         Tan mínima que al momento Luis me ha alcanzado con otro dos atletas, por lo que somos un grupo de cuatro jugando al "gana o revienta". Porque por momentos uno va tirando del grupo y parece que se escapa pero no lo hace y se queda detrás que parece que no va a seguir. Aunque todo sea dicho, el que peor pinta tenía en ese grupo era yo, ya que me estaba costando Dios y ayudo mantenerme ahí y mi respiración me delataba.

          Pero íbamos recorriendo metros y ahí estaba yo aguantando, siendo consciente también de que iba chupando rueda de los compañeros por mi incapacidad para dar un relevo. Luis, dándose cuenta, me animaba a no quedarme atrás.

            Vamos ya por el 8 y es el último km crítico. Tengo que aguantar aquí un km más porque en el 9 ya estamos en el pueblo y "duele" menos. Y así, al cobijo del Luis y otro atleta de Santa Marta salimos de la pista y nos encaminamos al pueblo. 



           Hubiera sido una buena oportunidad de entonarse en esa leve bajada e intentar ganar posiciones, pero no quería ni podía. No me parecía legal dar un hachazo a quienes había estado "chupando rueda" desde varios kms atrás pero es que, si hubiera querido tampoco tendría fuerzas para hacerlo.

            Así que me centro en completar ese km de forma decente y no estropear más el ritmo medio que, a esa altura de carrera era de 3:47. Como preveía, ese último km dolió menos  y al cruzar la meta continué corriendo unos metros más hasta que mi GPS marcó 10 kms, completando esa distancia en un tiempo de 37:51 y 19º de la clasificación general.

          Finalmente no me alejé mucho de mi estimación de ritmo medio, pero no os voy a engañar de que me frustra que en mi cabeza estén programados mis ritmos de siempre y, en cambio, mis piernas tratan de convencerme de que aquello ya es historia. Probablemente sea así, sean ya historia, pero a empeño no me gana nadie y trabajaremos para acercarnos a la sombra de lo que fuimos.

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35º Cross Peña del Águila. Cuando el tiempo final no marca el éxito de una carrera.

        Es curioso como en una misma prueba, repitiendo el mismo recorrido, un año haces un tiempo bueno y no terminas contento y al año siguiente, tardando un minuto más en cruzar la meta, te vas muy satisfecho a casa. Y es que al final, la percepción que te queda de tu carrera guardan relación con las sensaciones que hayas tenido durante la misma. Básicamente esto es lo que me ha pasado este año en el 35º Cross Peña del Águila.

Podium categoría E. Foto: Oscar Palomo


    Al finalizar la carrera comentábamos algunos corredores cómo esta prueba tiene algo especial que te engancha un año tras otro, y eso mismo es lo que me trajo un año más a estar en la línea de salida en Villar del Rey. No era especialmente optimista, pero venía la motivación de la remontada física que estoy experimentando últimamente después de unos meses poco alentadores.

     En los prolegómenos algo de calentamiento y saludos a los amigos y amigas que normalmente sólo nos vemos en los entrenamientos y las carreras.

      ¡Tomamos la salida! La estrategia es dosificar pensando en la dura subida del km8 (la carrera es de 11 km). En los primeros metros se empieza a destacar el reducido grupo que opta a ganar la carrera. A continuación otro grupo de unos 20 atletas y unos segundos después yo.




       Sin intentar alcanzar a ese grupo grande consigo llegar hasta ellos unos metros antes de pasar por la línea de meta, a la altura del primer kilómetro. Pienso en quedarme ahí detrás para correr cómodo pero adelanto a algunos atletas con facilidad.

        Empezamos a salir del pueblo y poco a poco voy rebasando a gente de aquel grupo de veinte. A lo lejos, más adelante, se ve otro grupo de elegidos, el segundo grupo tras la cabeza de carrera,  pero sé que son inalcanzables. Yo mientras a lo mío, que no es otra cosa que mantener las buenas sensaciones iniciales. Para ello no pienso en posiciones y sólo corro para mí, pero ello me lleva a adelantar a todos aquellos que iban justo delante en el primer kilómetro.

        A la altura del kilómetro 3 un atleta se ha enganchado a mí, y otro corredor va delante mía a pocos metros. A partir de ahí el vacío hasta los inalcanzables.

Cruzando el muro de la presa. Foto: Lali Orrego


      Después de un par de kilómetros de caminos irregulares tocamos otra vez asfalto. En este punto el corredor que me seguía se ha desenganchado  y el que estaba por delante lo tengo ya ahí. Al poco tiempo lo rebaso en una curva la cual yo la corro por dentro y él, inexplicablemente, por fuera. Quizás lo hizo a propósito para correr detrás mía y que yo le marcara el ritmo.

         Corremos juntos durante un km, aunque llevando yo la iniciativa. No me preocupa mucho que me adelante y se marche, porque mis sensaciones son buenas y mi éxito será llegar así hasta meta. Al llegar al muro echo un vistazo atrás y veo que no viene nadie.

          A la altura del km 8 recién hemos cruzado el muro y encaramos la corta pero muy dura subida que marcará el desenlace final. En los primeros metros de rampa siento que mi acompañante se empieza a descolgar. Yo subo decidido y podría hacerla corriendo pero a pesar de que el otro atleta está muy cerca decido caminar unos metros pensando en que bajar pulsaciones me dará el impulso justo para llegar fuerte a meta.

Por la zona de caminos. Foto: Maribel Carballo


         La decisión parece acertada. El chaval se piensa que he flaqueado y aprieta el ritmo hasta llegar hasta mí de nuevo, pero ahora empiezo a correr más suelto y antes de terminar la subida ya no lo escucho y, tras la meta volante, arriba del todo, 2 kilómetros de bajada a tumba abierta hasta el pueblo.

           No me exprimo bajando pero tampoco me freno, por lo que es la propia inercia de la bajada la que me hace correr por debajo de 3:20. Estos datos de ritmo los veo al finalizar la carrera ya que durante la misma no quise mirar el reloj para no agobiarme y que la cabeza me jugara una mala pasada.

          Mucho tienen que correr por detrás para alcanzarme, y si alguien lo consigue se habrá merecido ganarme. Este km en bajada lo hago en 3:35 de media y me siento bien para afrontar fuerte el último kilómetro, y es aquí ya casi llegando al final cuando miro atrás para visualizar riesgos pero veo que nadie está ahí acechando.

             Línea de meta, larga y hacia arriba, que se hace interminable aunque con la tranquilidad de que voy sólo. Cruzo la meta celebrando lo que considero una buena carrera, con un tiempo de 43:47, 10º en la clasificación general y 3º de mi categoría.

           Comparando con la carrera del año anterior, con un tiempo de 42:40, es un tiempo relativamente "pobre", en cambio el año pasado sufrí muchísimo y el desarrollo de la carrera me hizo volver contrariado a casa. Este año he disfrutado mucho compitiendo, estudiando a los "rivales" y, además, ganando la partida a todo aquel con el que tuve la oportunidad de luchar.

          Próxima parada Valdebotoa, el 3 de septiembre.
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Carrera Popular Jarandilla de la Vera. Pisando el cajón otra vez en La Vera

       Es tradición aprovechar que me encuentro por el norte de Extremadura para disputar alguna de las pruebas del Circuito Popular de la Vera. Carreras muy genuinas que tienen un "aroma a atletismo" que sólo te encuentras en estos bonitos pueblos de la zona. Existía la posibilidad de correr en Cuacos de Yuste pero finalmente me decidí por correr en la Carrera Popular de Jarandilla de la Vera.


Uno de los pasos por línea de meta. Foto: Ana Mª García.

       Mucho ha llovido desde que en el año 2015 corrí la primera carrera por La Vera, en Losar de la Vera. Carreras todas muy parecidas, de unos 5 kms, con subidas y bajadas pronunciadas y muy seguidas que no hacen sino cortar constantemente el ritmo, ya había probado también los recorridos de Tejeda de Tiétar, Aldeanueva de la Vera y Jaraíz de la Vera en dos ocasiones. Algo sí que ha cambiado desde aquel primer año: la rapidez de mis piernas que ahora recuerdo con añoranza.

          En el calentamiento sigo las flechas que están marcadas en el suelo para reconocer el circuito al que daremos tres vueltas. La diferencia de Jarandilla con las otras carreras de la zona que conozco es que no existen subidas y bajadas muy seguidas, sino que desde salida hasta la zona más baja es un kilómetro prácticamente todo favorable y en esa zona más baja, que es la Garganta de Jaranda, una subida por un camino de piedra muy inestable y con mucha pendiente, en donde recuperas casi todo lo bajado en el anterior kilómetro. Y de ahí a meta unos 500 metros prácticamente llanos.


La familia esperándome en meta. Foto: Ana Mª García


         Ya en línea de salida, apunto de comenzar y con la incertidumbre de no conocer a los atletas de la zona para saber quién es una buena referencia para saber mi sitio en la carrera. Las zapas son las mismas con las que hice un entreno de montaña unos días antes con más de 800 metros de desnivel. No me traje las de competición en esta ocasión.

     Comienzo con la estrategia de dosificar fuerzas para aguantar las tres vueltas. Siento que un montón de gente va delante mí desde la salida. En esta primera bajada me preocupo de encontrar sensaciones, adelantar algunas posiciones y no tener algún accidente en una zona de bajada de piedras. La densidad de atletas es grande por ahora pero se hace una aclarado cuando llegamos a la subida de piedras que antes comentaba. Ahí gano otras tres posiciones y una vez arriba a recuperar el aliento, dirigiéndonos otra vez a las calles de la localidad para comentar una nueva vuelta al pasar por meta tras un breve callejeo.

       Esta segunda vuelta la comienzo con más confianza y decisión. Haciendo de adivino de edades estimo que estoy en pódium o cerca de él. En la bajada mantengo posición pero en la subida, en la parte final de la misma, decido caminar suponiendo que me beneficiará para recuperar respiración para terminar la vuelta. Fue un error pues no me supuso gran beneficio y además me adelantó un atleta que pudiera ser de mi categoría. Y así terminamos la segunda vuelta sin variar posiciones.

Pódium Veteranos C. Foto Ana Mª García.


       Última vuelta y a vaciarse. Me dejo caer en la bajada, tengo dos atletas al alcance por delante mía pero será complicado alcanzarlos sino "revientan". Si consigo su estela quizás en el último tramo que es más favorable pueda intentar algo.

        La realidad es que las pulsaciones van a tope y al llegar a la garganta, la zona más baja, en el giro a la derecha para comenzar la subida miro para detrás y veo que no viene nadie. Complicado que pueda alcanzar a los delante pero al menos no perderé ninguna posición. Esa subida ahora si la hago del tirón y sin caminar y en el último tramo doy todo lo que queda para pasar por meta tras una leve rampa de subida. Me comentan que crucé en 14ª posición y cuando sale la clasificación compruebo que soy 3º de mi categoría, con un tiempo de 22:27 en 5,27 kms.


Claficación general


          Sumamos un nuevo cajón en La Vera, y ya van 5 en las 6 carreras que hice por aquí. A pesar de la dureza de la carrera me voy con buenas sensaciones y motivación para poco a poco recuperar el terreno perdido en los últimos meses.

        Próxima parada Cross Peña del Aguila, en Villar del Rey.


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VII Carrera por la Diversidad Los Palomos. Con deberes para el verano.

     Hoy se corría en Badajoz la sétima edición de la Carrera por la Diversidad Los Palomos en el parque del río Guadiana. Tras la mejora de sensaciones de las últimas semanas, sacudiéndonos poco a poco la alergia primaveral, tenía interés en ver hasta donde era capaz de llegar en un diez mil.

Primeros kilómetros. Foto: FotoBadajoz


     Poniendo en antecedentes, tras tocar fondo en mi estado de forma física en el mes de mayo, a diferencia de otros años en los que decidía parar de entrenar y empezar pasada la primavera, este año me picó el orgullo y me he propuesto sacar lo mejor de mí y dejar atrás una etapa que dura ya meses en la que no consigo alcanzar mi nivel habitual.

        La salida era algo tardía, a las 10:30 de la mañana y teniéndola casi a la puerta de casa me fui con mucho tiempo a la zona de partida y así ver cómo se disputaba la carrera de 5 km. Mientras charlaba con otros compañeros pudimos apreciar un alto nivel de humedad y cómo atizaba el Sol cuando se retiraban las nubes. No disputaba esta carrera desde que salía de la Plaza Alta, en 2018, por lo que no tengo muy claro por donde va el recorrido.

Con Rafa poco después de la salida.


          Intento tomar la salida con tranquilidad, ver qué "quieren" las piernas y con ello marcar un ritmo de crucero. Aún así el primer km fue el más rápido de mi carrera. Mi grupo de referencia, de atletas con los habitualmente suelo disputar las carreras, se ha adelantado unos cincuenta metros. Sé que ahora no estoy para batallitas y no intento ni puedo hacer nada por llegar a ellos.

            Marco mi ritmo constante con la esperanza de ir poco a poco encontrándome mejor y llegar allá arriba. Los primeros metros son por la margen derecha del río y pronto subimos al Puente de Palma para completar el segundo. Por el camino he ido ganando algunas posiciones y voy alternando posición con un atleta que me serviría de guía hasta el final.

Agonía para llegar a meta. Foto: FotoBadajoz


           Tras cruzar el puente ya vamos por el margen izquierdo dirección al Puente Real. Las sensaciones no acaban de llegar pero veo que en el grupo de delante empiezan a descolgarse algunos atletas, por lo que hay esperanza de ir alcanzando gente. El atleta con el que intercalaba posiciones definitivamente va delante mía, a unos diez metros, y aunque no llego hasta él utilizo su estela para seguir su ritmo.

            Al llegar al Puente Real hay algo de confusión y hacemos un tramo un poco extraño para hacer el giro de 180º. Tanto que hemos hecho metros de más y nos hemos saltado un avituallamiento. Se está echando de menos algo más de señalización.


Trofeo 1º Master C


           De vuelta al Puente de Palmas el reloj "chiva" que el cuarto km lo he hecho a 3:56. ¡Y yo pensando que iba al menos a 3:45! Pero la verdad es que los que van delante, en la distancia, van aún más lento porque están algo más cerca, pero aún queda mucho para alcanzarlos. 

            Los siguientes dos kms, el 5º y 6º, son de asumir que más no hay. Terminemos dignamente y, al menos, mantener posición, pues creo que voy en pódium. Falta media carrera y ya cuesta mucho seguir compitiendo. Confío que cuando entremos de nuevo en el parque del margen derecho, el sentir el tramo final de carrera me hará venirme arriba.

           ¡Error! Tras hacer el km más lento en el 6, a 4:03 (también mi km más lento en un 10k en muchos años) cruzo el Puente de Palma y ya estamos en el dicho parque. Las sensaciones ya son fatales, dudando si voy a aguantar la intensidad al final.


Podium Master C. Foto: Rafa Barreto


            Dirección oeste, hacia el Puente Real, hay dudas sobre el punto en dónde nos volveremos para dirigirnos a meta. Mi atleta de referencia sigue ahí, a unos 10 metros. Ya he decidido que, salvo que éste "reviente", no voy a disputarle la posición ya que estoy utilizándolo para mantener mi ritmo.

            El grupo delantero no ha sucumbido y finalmente no voy a llegar hasta él. Sí que adelanté a un atleta pero también me adelantó otro.  A lo lejos veo que finalmente vamos a girar al final del parque, al llegar al puente, aunque en meta me enteré que algunos atletas de cabeza de carrera hicieron el giro antes y fueron descalificados por ello.

            En un intento de motivarme confío en que al girar hacia meta, a falta de 1,5 km, correr por asfalto y con aire a favor me ayudará. Y en parte sí fue así. Pero se me hacía tan lejana la meta que bajaba la mirada al suelo e intentaba no pensar en nada, sólo en correr como lo hago por ahí a diario. Así fui culminando sectores (parque canino, restaurante Rana Loca, Puente de la Universidad...) 

Post carrera. Foto: Juan Parejo


            Por fin se ve meta. Controlo que por detrás no llegue mi amigo Rafa para mantener posición y cruzo meta con tiempo final 38:22. 10º de la clasificación general y 1º de mi categoría. 

           Sabiendo que estoy muy lejos del nivel que puedo dar, el día de hoy no hace más que motivarme a hacerlo, a conseguir llegar hasta ahí, a ser yo compitiendo, ¡sentirme fuerte!  No estoy bien, pero ¡¡ llegaré !! Ya tengo los deberes para el verano.

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Noctura de Talavera la Real 2023. Sabor a sangre al cruzar la meta.

      Estamos en primavera y muchos de los que leéis esto sabéis lo que supone a la hora de rendir físicamente. La capacidad pulmonar se reduce y la sensación de fatiga es constante, y esto es algo que no lo corrige el descanso. Puedes parar y esperar a que llegue el verano para retomar los entrenos o puedes asumir que tu rendimiento será mucho menor y aguantar "el chaparrón" durante casi dos meses. Tienes una tercera opción que es tirar de masoquismo y correr un 5k para no olvidar lo que es el sabor a sangre al terminar la Nocturna de Talavera la Real.

Ultimos metros en recta de meta. Foto: Organización

       Los entrenos últimamente me estaban saliendo pésimos, con fatiga muscular y pulsaciones por las nubes en rodajes suaves. Con entrenos de calidad incompletos o cancelados por este motivo, lo normal hubiera sido no plantearse correr esta carrera, pero este año he tirado de orgullo y la estrategia es no perder mucho en esta época y llegar al principio de verano en las mejores condiciones, por eso correr esta rápida carrera sería obligarse a hacer un entreno de calidad.

       Y allí nos presentamos en una tarde noche bastante fresca y con algo de viento para intentar disfrutar de esta carrera. Y digo intentar porque estaba convencido de que iba sufrir lo indecible. Pero también se trataba de encontrarte con la gente y disfrutar con la familia del post carrera que ofrecía la organización en la zona de salida y meta. Sé que voy a estar a años-luz de mi mejor carrera aquí, en la edición de 2018, cuando la completé a ritmo medio de 3:24.



         Tras cuatro kms de calentamiento me presento en la ancha línea de salida dejando que los más rápidos sean los que ocupen las primeras líneas. Situado en uno de los laterales de la calle me doy cuenta que tendré que hacer una salida rápida para pasar al centro de la carrera ya que unos cien metros más adelante se producía un embudo con las vallas de meta.

         Estamos ya en marcha y a pesar de no querer acelerarme sé que la intensidad es alta. En estos primeros metros hay mucha gente por delante pero ahora toca poco a poco ir ganando esos puestos.  Al principio muchas posiciones de golpe y posteriormente más progresivamente. 

           Aunque quiero controlar mucho las sensaciones el riesgo de reventón esta ahí por las condiciones físicas que antes comentaba, pero me encuentro muy bien a pesar del ritmo alto. Ritmo que supongo alto porque no miro el reloj en toda la carrera para no condicionarme. No lo sabía, pero el ritmo en los dos primeros kms fueron de 3:33 y 3:41.



           Terminando la primera vuelta me he quedado sólo en tierra de nadie. A quienes he adelantado se ha quedado muy atrás y por delante tengo un grupo de unas siete personas unos 100 metros.

             Al empezar la segunda vuelta he ganado confianza porque estoy aguantando bien y sé que puedo terminar la carrera yendo a más. El grupo de delante tiene buen correr, van juntos y es difícil de alcanzar pero, por estadística, alguno de ellos no podrán aguantar hasta el final y bajarán el ritmo, así que no hago intento de ir a por ellos y me dedico a mantenerme y esperar.

           km 3 en 3:41 y el grupo de delante empieza a disgregarse. ¡Nos vamos de pesca! Alcanzo primero a un atleta y al poco llego hasta la primera chica de carrera y un atleta que Montijo que corrían juntos. Me quedo tras ellos unos metros para recuperar un poco de sensaciones, porque cuando digo que voy bien es que sé que voy a aguantar hasta el final a esa intensidad, que no quiere decir que no lo haga sufriendo. Así que en esos metros intento recuperar algo de aliento para posteriormente ganar esas dos posiciones y seguir firme hasta meta.

         km 4 en 3:43 y estamos en el último km.  En mi objetivo de llegar a meta sin claudicar voy acercándome a más atletas pero me van a faltar metros para rebasarlos. Y así ya en recta de meta no hay opción más que a ganar algunos segundo más y sacar una velocidad media de carrera decente.

Un pódium ni mucho menos esperado. Foto: Ana Mª García.

              Cruzo meta en un tiempo de 18 minutos y 3 segundos, con un puesto 26º de la clasificación general y un 3º puesto de mi categoría.

          Alegría inmensa por hacer un 5k con una media de 3:39 que invita al optimismo de pensar que si he sido capaz de correr a este ritmo en estas condiciones, cuando pase la primavera y habiendo entrenado bien el verano puede ser muy productivo.

        

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Media Maratón de Mérida 2023. La primavera el ritmo altera.

         Fue en noviembre cuando, al poco de abrirse el periodo de inscripción, me apunté a esta carrera. ¡¿Cómo no voy a correr la Media Maratón de Mérida?!. Es una cita casi obligada. Pero lo que no pensé entonces es que en abril no iba a estar en las mejores condiciones como para competir 21 kilómetros.



          La realidad es que de esta circunstancia he sido consciente el domingo pasado, cuando corrí en la Media Maratón de Alburquerque, y ya lo estaba pasando mal desde los primeros metros. Pero a Mérida ya estaba inscrito y no quería dejar la oportunidad de disfrutar de una de las grandes carreras extremeñas, a pesar de que el enfoque competitivo debería ser distinto al habitual.

          Me desplazo con la familia con la tranquilidad de que mi amigo Fran ya nos había recogido el dorsal. Cuando nos reunimos el grupo de amigos nos vamos calentando hacia meta. Por suerte el sábado ha salido el día más fresco de la semana y no vamos a pasar el calor que temíamos, ya que la salida es a las 7 de la tarde.

         Nos metemos en el primer cajón a esperar el cañonazo romano que dé la salida. La estrategia es empezar con tranquilidad y ver qué ritmo es asumible para los 21 kms. De inicio es una incógnita dada la sensación de pesadez muscular que arrastro desde hace varias semanas.

          Hago una salida contenida y eso hace que me vea adelantado por mucha gente, pero esta vez, más que nunca, voy a competir contra mí mismo. Los dos primeros kms recupero algunas posiciones a ritmo de 3:50 y ya en el tercer km, al mismo ritmo, encuentro mi posición en carrera. Hay mucha gente delante mía, más de lo habitual, pero hoy estamos a otra cosa.

           La respiración es fatigosa, más que la de los atletas con los que voy corriendo y en la primera dificultad, la subida por la Avenida Reina Sofía el ritmo baja a 3:58. La posterior bajada, hasta la rotonda en donde cambiaremos de sentido, relajo la intensidad y aprovecho la inercia para gastar la mínima energía posible. 

       Tras dicho giro entramos en el Circo Romano en el km 6. La intensidad es alta, no así el ritmo, pero "hemos venido a jugar" y si hay que reventar por el camino se revienta. En el km 7 una ligera subida por la Avenida de Extremadura para después un km 8 con desnivel favorable en el que, ayudado por otro corredor con el que compartí unos kms, hice el km más rápido, a 3:46.


       Fue un espejismo pues a partir de ahí el ritmo bajó progresivamente hasta correr hasta el final por encima de 4:00. El corredor que antes comentaba me alcanzó en el Circo Romano y se mantuvo detrás mía un par de kms, después me rebasó pero hacía intención de que no quedara atrás, mirando constantemente y incluso rebajando su ritmo. Llegamos a mantener una corta conversación sobre la Maratón de Badajoz y pasamos el km 10 juntos (39:02).

       Durante el km 11 hago verdaderos esfuerzos por no descolgarme, incluso por ponerme a su par para colaborar, pero a partir del 12 ya me fue practicamente imposible.

       Al paso por el Puente Lusitania iba bastante tocado. Era el km 13 y quedaba por delante mucho camino y lo más complicado. Y fue en el km 14, en una calle en subida en donde mi mente dijo basta de sufrir y me paré a caminar unos segundos para bajar una pulsaciones y volver a arrancar a correr, pero esta vez con la única finalidad de llegar a meta.




       A partir de ahí consigo una velocidad de crucero de alrededor de 4:10 que me permite correr dignamente lo que queda. Pero por quedar aún queda el tramo más duro, la subida por la Avenida Lusitania.  Casi un kilómetro y medio en ascensión, pero sé que ya es la última rampa por lo que la sufro hasta casi vaciar mi reserva de energía. 

        Una vez arriba nos encaminamos a entrar en el Anfiteatro, y es ahí en donde me adelanta el gran Martín Fiz, al que no perdería ya de vista hasta el final. No disfruto para nada el paso por el anfiteatro y los dos últimos kms se me hacen eternos, sobre todo el paso por la Plaza de España en el último km, pero ya estamos ahí, ya está acabando todo y ahora no se pueden bajar los brazos.

        Por fin la meta está ahí. Mi tiempo final 1:24:07, que no es de los mis mejores marcas pero me ha costado un sufrimiento inmenso conseguirla. 59º de la clasificación general y 7º de categoría.

         Después de estas dos últimas carreras miro el calendario de carreras de otra forma, porque lo de menos es no estar a mi nivel habitual, pero el problema es que sufro en exceso. Me plantearé si esperar a tiempos mejores para volver a competir. Es tiempo de tener paciencia y esperar que pase la primavera.


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Media Maratón Alburquerque 2023. Circuito espectacular y exigente.

      Vuelta a la competición en este domingo de abril después de la Maratón de Badajoz. Un año después me presentaba otra vez en esta Media Maratón de Alburquerque, con circuito renovado y la incógnita de si a estas alturas aún quedaba algo de la maratón en las piernas, ya que desde aquel 12 de marzo he bajado mucho tanto la intensidad como el volumen de kilómetros.

Apretando los dientes en los últimos metros. Foto: Ana Mª García


        La hora de salida se adelantó media hora en previsión del calor que iba a hacer pero, aún así, ha sido insuficiente pues creo que, en general, la gente lo ha acusado en exceso. Por lo demás se trata de una carrera bien organizada, cuidando los detalles, y que transcurre en la mayoría de los kilómetros por una preciosa dehesa extremeña. Además tiene una carrera paralela de 11 kms.

         Este año, en la media maratón, se ha variado el circuito respecto a la edición del año pasado, estando la salida y meta en la plaza del pueblo. Los tres primeros kilómetros transcurren por la localidad, subiendo al Castillo de Luna y corriendo por sus laderas. Tres kilómetros bastante  duros por calles con muchas pendiente, en donde te calientas bien a base de pulsaciones altas y, cuando ya estas bien preparado "te tiran al campo" a correr los otros 17 kms. Inicio duro pero indudablemente acertado y bonito.


         Personalmente, en los primeros compases de la carrera ya pude apreciar que no estaba con la soltura al correr que tengo habitualmente. Las pulsaciones y respiración excesivamente acelerados para unos ritmos no muy altos. Quise esperar a salir del pueblo para chequear las posibilidades pero, una vez corriendo con perfil favorable pude comprobar que por baja forma, por alergia, calor o lo que sea no corría como suelo hacerlo.

        Así, en los primeros 5 kms, tenía un grupo de referencia con otros tres atletas pero, a partir de ahí, vistas las malas sensaciones, decidí que no estaba para competir y que completaría el recorrido como si un entreno fuera, a lo que quisieran las piernas, sin exigir en exceso. Esto hizo que estos tres atletas se me fueran hacia adelante, llegando incluso a perderlos de vista entre las cuestas y las encinas.

Primeros kilómetros por las empinadas calles del pueblo. Foto: Ana Mª García

      Los 12 primeros kms son de un perfil que tiende a la bajada, aunque de vez en cuando nos encontráramos con alguna pequeña cuesta. La verdad es que voy tocado, planteándome hacer una parada en el km 10 para recuperar un poco la respiración, pero agacho la cabeza y poco a poco voy sufriendo los kms, que van cayendo uno tras otro.

      En estos primeros 12 kms voy intentando guardar algo de energía, corriendo en las bajadas por inercia y cero intensidad, pues a partir de ese punto kilométrico emprendemos el regreso a Alburquerque y el perfil "mira" para arriba. Y es precisamente en ese punto de inflexión entre la bajada y la subida en donde vuelvo a tener un contacto visual con los tres atletas que me preceden. Yo no voy bien, pero el resto tampoco va  suelto.

       En los avituallamientos camino mientras bebo, porque si lo hago corriendo sé que voy a sufrir mucho después con la respiración. Corriendo sin intención de competir veo que los de delante están cada vez más cerca, ya a unos 200 metros.

Perfil de la Media Maratón de Alburquerque 2023.


        Por suerte este año han quitado la fuerte subida que estaba a mitad de carrera, por lo que el perfil se suaviza bastante. Aún así, es un circuito exigente, sin cuestas excesivamente largas y pronunciadas pero los cortos intervalos de subidas y bajadas van minando poco a poco la musculatura. A la altura del km 14 he conseguido superar a uno de los atletas de delante. El siguiente aparenta buen correr por lo que ni me planteo alcanzarle.

         En el km 16 tomamos un camino que lleva casi recto hacia el pueblo. Dicho camino es de constante subida, aunque no demasiado pronunciada. Aquí es donde veo que estoy alcanzando al otro corredor. Cuando estoy llegando a él, dudo  si quedarme un rato con él a recuperar sensaciones, pero decido abstraerme y pensar que corro solo, manteniendo mi ritmo, por lo que lo adelanto y sigo mi camino.

         Finalmente, sin querer competir lo estoy haciendo. Ahora por delante si que ya no queda nadie por lo que queda llegar a meta vivo. Por momentos siento que mi correr es algo más ágil, motivado por los adelantamientos y porque son los kms finales.

       A falta de dos kms a meta rebaso a otro corredor y cuando entramos en el último km veo a otro que va alternando caminar y correr. Ya de nuevo en el pueblo consigo adelantarlo a falta de unos 500 metros a meta. Voy muy tocado pero no se me puede escapar ninguna de las posiciones ganadas, peligrando sobre todo esta última. Pero aprieto los dientes en los últimos metros y consigo entrar en meta conservando posición, que sería el 11º de la clasificación general y 5º de mi categoría, con un tiempo de 1:28:53.

        En general malas sensaciones en la carrera pero satisfacción de haber sacado partido a lo poco que tenía, sabiendo conservar energías para utilizarlas en la parte final, que era la más dura. Próxima parada Media Maratón de Mérida, dentro de 6 días.

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Grata sorpresa para estrenar la nueva Maratón Popular de Badajoz

        La maratón es una carrera que no suele sorprender. Normalmente el resultado final suele ir acorde a los entrenamientos realizados para prepararla, y en una preparación de esta prueba el denominador común es la acumulación de kilómetros. Pues mi sorpresa de hoy es haber realizado una buena carrera con un promedio semanal, de enero para acá, que no supera los 80 kilómetros. Ha sido una grata sorpresa para estrenar la nueva Maratón de Badajoz.

Grupo en el que hicimos 27 kms. Foto: FotoBadajoz


       Para este día había acordado con mis amigos Isra y Fran que les iba a hacer de "liebre", marcándoles el ritmo hasta que aguantara. No tenía mucha fe en soportar el ritmo previsto (4:05-4:10) hasta el final ya que me consideraba no suficientemente preparado. Si no estaba para hacer tiempos, mi motivación sería ayudarles a hacer una buena carrera. Decir que ambos han conseguido mejorar sus marcas personales en meta.

       La mañana es idónea para competir. Temperatura fresca pero agradable y apenas una ligera brisa que soplaba del oeste. Algo más de 300 corredores tomamos la salida a las 9:00. Empiezo a buscar el ritmo objetivo y controlar en el barullo que me siguen Fran e Isra.

Minutos antes de tomar la salida. Foto: FotoBadajoz


        En los primeros kilómetros todo son risas. Corremos cómodos, ya que es un ritmo asequible para nosotros y nos permitimos hacer comentarios. Además se nos han unido al grupo otro viejo amigo, Sergio Vázquez, un atleta de Madrid y otro de Olivenza. Juntos empezamos a consumir kilómetros fáciles por la carretera de Olivenza y por el nuevo puente 25 de abril. Vamos hablando de intenciones e incluso haciendo bromas.

        Dicho tramo del puente se hace largo. Gracias a que vamos en grupo y no hace viento, ya que esta zona con viento te puede reventar el maratón antes del km 10. Cuando llegamos a Lusiberia (km 9) nos alcanza un atleta portugués al que, muy educados nosotros, damos la bienvenida.

Buenas caras en la primera media maratón . Foto: Ana García


     Justo en la rotonda de El Faro hemos completado los primeros 10 kms en 41:30, con un ritmo muy constante que nos hace llevar una media, en ese punto, de 4:07 min/km. Tras una zona de pendiente desfavorable desembocamos en la Avenida de Elvas, ya más llana y con viento favorable. Se palpa optimismo y buenas sensaciones en el grupo, además nos vamos ayudando en los relevos aunque yo casi siempre voy en la parte delantera de este grupo asumiendo el papel de marcar el ritmo a mis amigos. Nos ayudamos también en los avituallamientos, todo parece indicar que este grupo nos va a llevar al éxito, como así fue finalmente.

      A los 45 minutos me tomo el primer gel y al poco tiempo, en el Puente Real veo por primera vez a Ana y Sergio. Sergio se adelanta y me ofrece una botella de plástico con café negro con algo de miel que les dejé preparado al salir de casa por la mañana. Innovando en esto, ya que nunca lo había hecho, he de decir que me vino de maravilla.



       En la salida del Puente Real ya es mayor la densidad de público, sobre todo por los que estaban esperando tomar la salida de la media maratón cerca de allí. Los ánimos son bienvenidos y suponen un chute de energía.

        Parque del Guadiana en su margen izquierda por la zona de cemento, que finalmente no se hace incómoda de correr a pesar de que la superficio es una imitación de adoquines. Subimos al Puente de Palmas y después una zona de sube y baja bordeando el parque, saliendo a la Avenida de Elvas y bajando hasta el inicio del parque en su margen izquierda para atravesarlo entero. Al final del mismo se encuentra el punto en donde se completa la primera media maratón, que cruzamos en 1:25:56. De aquí para atrás el saldo es muy positivo y el futuro alentador. Sensación de entereza, el grupo sigue compacto y el ritmo lo mantenemos muy cómodamente.

Ultimo tercio de carrera ya solo. Foto: Guille Abada


        Nueva rampa por las caravanas para subir al Puente de Palmas y cruzarlo de nuevo, ahora en sentido contrario. Ahí nos vamos cruzando con más maratonianos y nos vamos dando ánimos mutuamente. Al salir del puente giramos a la izquierda y bajamos por la zona de los bares del paseo hasta salir a Circunvalación, en donde volvemos a correr en llano tras una zona poco estable. Aquí recuperamos el ritmo y al entrar en Ronda Norte toman relevo Sergio y el chico madrileño. Aceleran en ritmo y el grupo se pone a ritmo de 4:00, y no queriendo arriesgar me mantengo en mi ritmo de 4:05 lo que supone que Fran, Isra y yo nos descolgamos ligeramente.

       Al finalizar Ronda Norte, para entrar en breve en Ricardo Carapeto, el grupo de nuevo vuelve a ser de seis. El atleta portugués se quedó descolgado en algún momento. Se va acercando la zona complicada a la vez que más bonita. Vamos por el km 27, y hemos mejorado el ritmo medio 1 segundo fruto de un ligero incremento de ritmo.

Firme a meta en el km 40. Foto: Concha Corrales


       Llega la cuesta del Campillo que nos llevará a la Plaza Alta. Había un poco de miedo a cómo influiría esta rampa que, en 500 metros de longitud, nos hará ascender 20 metros, y a estas alturas de carrera. Aquí sucedería un punto de inflexión vital en el desarrollo de nuestra carrera

       Nos animamos al empezar y nos lo tomamos con calma. Yo la estoy subiendo muy cómodamente y me pongo en cabeza del grupo, llegando a alcanzar a dos atletas en dicha subida. Al terminar la subida entramos en la Plaza Alta, espectacular, y aquí y en la bajada posterior me relajo y miro para atrás para evaluar daños. El grupo se ha estirado en exceso y está más separado de la cuenta, por lo que voy animado a que nos volvamos a juntar.

       Pero siendo bajada y posterior calle en llano, cada vez que miro para atrás el grupo está más roto. Mantengo el mismo ritmo que llevamos en carrera para vez si recuperan y se unen, pero pasando por la plaza Reyes Católicos y girar de nuevo para insertarnos en el Casco Antiguo buscando la Plaza de la Soledad, veo que no nos vamos a volver a unir y que de aquí en adelante (faltan unos 13 kms a meta) mi carrera va a ser en solitario.

A punto de entrar en la pista. Foto Andres AGS Fotografías


       El km 30 sucede en la Plaza de España, junto cuando adelanto a otro corredor. En el constante callejeo el GPS no consigue reflejar de forma real el ritmo al que corro, así que mantengo un nivel de esfuerzo asumible.

         En la calle Santo Domingo me alcanza el primer corredor de la media maratón, Jesús Rodríguez. Al poco. el segundo y el tercer  corredor, y aunque van bastante más rápido que yo, su paso y todos los coches y motos que los acompañan me sirven para contagiarme levemente y sentir que corro fluido.

           Tras la calle Juan Carlos I llegamos a San Francisco, y es aquí donde existe un poco de caos pues hay una persona de la organización que nos hace atraversar la plaza en diagonal mientras que otros atletas la rodean totalmente. Por suerte no supone una mejora de posiciones para nadie. 

Entrada en meta. Foto: Andres AGS Fotografía

           Aunque ya van más de 30 kms en las piernas, aún la energía me da para apreciar el poder correr por la calles de Badajoz, por donde nunca antes había competido. Avda. de Huelva, Miguel Celdrán y giramos hacia Plaza de Alféreces. Por sorpresa allí me vuelvo a encontrar a Ana y Sergio, y me ayuda mucho en mi empeño. También un amigo de ASFAS que me ofrece plátano, pero en ese momento esta con mi último gel en la mano a punto de tomármelo.

           Km 34, bajando la "autopista" por el carril adicional y momento físico difícil, pero por delante veo a un compañero de club mejor que yo físicamente al que voy a dar alcance. Esto me anima bastante y me hace creer de nuevo en mis posibilidades. Sin fijarme mucho en el reloj, en esos kms corría a 4:00 y 4:03.

            Al llegar a Puerta Palmas, bajamos al parque del margen izquierdo del río, dirección a meta. De aquí hasta el final sucedería la circunstancia de cómo me adelantaban los atletas de la media maratón pero a la vez yo iba ganando posiciones adelantando a atletas de la maratón. Es en esta zona, antes de llegar al Puente Real en donde me adelanta Sergio, que iba en nuestro grupo, y al que me es imposible engancharme porque va fuerte y firme hacia meta.



         Al salir del parque, pasando bajo el Puente Real y llegar a la explanada del mercadillo llega el momento más crítico. Las dudas quieren aparecer debido al cansancio pero las mitigo convenciéndome de que, aún así, me es fácil mantener el ritmo previsto inicialmente.

          La avenida Sinforiano Madroñero se hace muy dura. Es km 38 y pica casi insignificantemente hacia arriba pero el cansancio hace que parezca el Tourmalet. Me animo sabiendo que terminada la misma, hasta meta, el recorrido es favorable ya sea por perfil o por viento a favor. Así paso el km 40 en 3:59 y, terminado el mismo, encaramos a la carretera de la Granadilla que nos lleva a la meta en la pista.

          Esta última calle se quiere hacer interminable pero me concentro en mis entrenos por allí y me digo que es una recta de sólo un km. Casi al terminar miro por primera vez el tiempo ¡2:48! Gran sorpresa, pues en mi mente siempre estaba que el ritmo que llevábamos era para 2:55.

Con Isra y Fran. Foto: Ana Mª García

             Giro para entrar en el polideportivo y ya por fin estoy en la pista. Por poco no me va a dar para ganar un posición más pero, a falta de unos 200 metros, veo que puedo entrar por debajo de 2 horas y 50 minutos, por lo que empiezo a vaciarme dando lo poco que me queda, apresurándome y viendo el arco de meta ahí mismo. Sin quitar la vista del reloj consigo cruzar la meta en 2:49:56 (tiempo oficial), que supone 19º de la clasificación general y 8º de mi categoría. La segunda media maratón la he completado en 1:23:59, que es 1 minuto y 39 segundos más rápido que la primera.

          El reloj marca que no hemos hecho 42 kms pero, a posteri, cuando miras el track registrado, se observa que en el Casco Antiguo no coincide totalmente la línea del track con las calles por las que hemos pasado, y de aquí la descoordinación. Por cierto, muy conforme con el nuevo recorrido. Ya tengo ganas de correr la próxima edición. Sería un acierto por parte de la organización sacar las inscripciones con mucha antelación para potenciar que corredores foráneos participen en esta prueba.  

    La conclusión es que estoy muy satisfecho pues en mis mejores expectativas estaba hacer un 2:55 y lo normal hubiera sido un 2:57. En cambio, he conseguido bajar por quinta vez de 2:50 y sin haber hecho una preparación exhaustiva. Esto habrá que analizarlo y sacar conclusiones para el futuro.

           A continuación os dejo el track de mi carrera.


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