Media Maratón de Mérida 2023. La primavera el ritmo altera.

         Fue en noviembre cuando, al poco de abrirse el periodo de inscripción, me apunté a esta carrera. ¡¿Cómo no voy a correr la Media Maratón de Mérida?!. Es una cita casi obligada. Pero lo que no pensé entonces es que en abril no iba a estar en las mejores condiciones como para competir 21 kilómetros.



          La realidad es que de esta circunstancia he sido consciente el domingo pasado, cuando corrí en la Media Maratón de Alburquerque, y ya lo estaba pasando mal desde los primeros metros. Pero a Mérida ya estaba inscrito y no quería dejar la oportunidad de disfrutar de una de las grandes carreras extremeñas, a pesar de que el enfoque competitivo debería ser distinto al habitual.

          Me desplazo con la familia con la tranquilidad de que mi amigo Fran ya nos había recogido el dorsal. Cuando nos reunimos el grupo de amigos nos vamos calentando hacia meta. Por suerte el sábado ha salido el día más fresco de la semana y no vamos a pasar el calor que temíamos, ya que la salida es a las 7 de la tarde.

         Nos metemos en el primer cajón a esperar el cañonazo romano que dé la salida. La estrategia es empezar con tranquilidad y ver qué ritmo es asumible para los 21 kms. De inicio es una incógnita dada la sensación de pesadez muscular que arrastro desde hace varias semanas.

          Hago una salida contenida y eso hace que me vea adelantado por mucha gente, pero esta vez, más que nunca, voy a competir contra mí mismo. Los dos primeros kms recupero algunas posiciones a ritmo de 3:50 y ya en el tercer km, al mismo ritmo, encuentro mi posición en carrera. Hay mucha gente delante mía, más de lo habitual, pero hoy estamos a otra cosa.

           La respiración es fatigosa, más que la de los atletas con los que voy corriendo y en la primera dificultad, la subida por la Avenida Reina Sofía el ritmo baja a 3:58. La posterior bajada, hasta la rotonda en donde cambiaremos de sentido, relajo la intensidad y aprovecho la inercia para gastar la mínima energía posible. 

       Tras dicho giro entramos en el Circo Romano en el km 6. La intensidad es alta, no así el ritmo, pero "hemos venido a jugar" y si hay que reventar por el camino se revienta. En el km 7 una ligera subida por la Avenida de Extremadura para después un km 8 con desnivel favorable en el que, ayudado por otro corredor con el que compartí unos kms, hice el km más rápido, a 3:46.


       Fue un espejismo pues a partir de ahí el ritmo bajó progresivamente hasta correr hasta el final por encima de 4:00. El corredor que antes comentaba me alcanzó en el Circo Romano y se mantuvo detrás mía un par de kms, después me rebasó pero hacía intención de que no quedara atrás, mirando constantemente y incluso rebajando su ritmo. Llegamos a mantener una corta conversación sobre la Maratón de Badajoz y pasamos el km 10 juntos (39:02).

       Durante el km 11 hago verdaderos esfuerzos por no descolgarme, incluso por ponerme a su par para colaborar, pero a partir del 12 ya me fue practicamente imposible.

       Al paso por el Puente Lusitania iba bastante tocado. Era el km 13 y quedaba por delante mucho camino y lo más complicado. Y fue en el km 14, en una calle en subida en donde mi mente dijo basta de sufrir y me paré a caminar unos segundos para bajar una pulsaciones y volver a arrancar a correr, pero esta vez con la única finalidad de llegar a meta.




       A partir de ahí consigo una velocidad de crucero de alrededor de 4:10 que me permite correr dignamente lo que queda. Pero por quedar aún queda el tramo más duro, la subida por la Avenida Lusitania.  Casi un kilómetro y medio en ascensión, pero sé que ya es la última rampa por lo que la sufro hasta casi vaciar mi reserva de energía. 

        Una vez arriba nos encaminamos a entrar en el Anfiteatro, y es ahí en donde me adelanta el gran Martín Fiz, al que no perdería ya de vista hasta el final. No disfruto para nada el paso por el anfiteatro y los dos últimos kms se me hacen eternos, sobre todo el paso por la Plaza de España en el último km, pero ya estamos ahí, ya está acabando todo y ahora no se pueden bajar los brazos.

        Por fin la meta está ahí. Mi tiempo final 1:24:07, que no es de los mis mejores marcas pero me ha costado un sufrimiento inmenso conseguirla. 59º de la clasificación general y 7º de categoría.

         Después de estas dos últimas carreras miro el calendario de carreras de otra forma, porque lo de menos es no estar a mi nivel habitual, pero el problema es que sufro en exceso. Me plantearé si esperar a tiempos mejores para volver a competir. Es tiempo de tener paciencia y esperar que pase la primavera.