A vuelto a pasar, una vez más. He corrido un 10 mil, me he puesto un reto, lo he intentado y he vuelto a no superarlo. Otra vez los 10 kms han podido conmigo y lejos de lamentos y contrariedad, hay que analizar qué ha pasado, por qué esto siempre es así y por qué seguimos a vueltas con los 10 kms. Como positivo me quedo haber corrido a ritmos altos casi sin demasiados esfuerzosl
Pensamientos que han pasado por mi cabeza desde que crucé la meta: El circuito no era el apropiado, no vuelvo a intentarlo, mucha humedad, la estrategia no fue la adecuada, era ahora o nunca... Pensamientos con más o menos objetividad pero, como siempre hay que sacar lo positivo, me quedo con una conclusión que me vendrá muy bien en adelante: se me da mucho mejor competir que buscar tiempos.
Tenía una estrategia clara para la carrera de este sábado, como dije en la previa que escribí en este blog el otro día: me olvidaría de ritmos y me fijaría en las pulsaciones, no superando nunca el 90% de las pulsaciones máximas. Había tenido un par de entrenos de 30 minutos a este nivel de pulsaciones y me había salido bastante rápidos, por lo que se trataba de correr como si estuviera haciendo este mismo entrenamiento, que salieran los mismos ritmos y, por lógica, debería bajar por fin de los 36 minutos. Fue un error.
A favor tenía que, a diferencia de aquellos días de entrenamientos, el día antes no hice series, en contra tenía que el circuito era más revirado y con tierra y no el línea recta y asfalto como en los entrenos.
Una vez tomada la salida no me preocupé por las posiciones, iba únicamente a por un objetivo. El primer km salió perfecto; a pesar de ir conteniendo salió a 3:29. Corriendo por el parque del margen derecho del Guadiana, al terminar el asfalto entramos por el camino de tierra. Voy bien de sensaciones y con un correr rápido pero me encontraba cómodo.
Los tres primeros atletas abrieron ventaja considerable. A unos 10 metros delante mía corría Patapalo. Un par de atleta me alcanzaron y me adelantaron pero, pese a todo, yo seguía mirando mi reloj fijándome en el nivel de pulsaciones. Y aquí empezó mi error. Podía haber seguido sobradamente a esos atletas, podría haber alcanzado antes a Patapalo pero, por el contrario, bajé un poco el ritmo porque me pasaba de pulsaciones.
Esto paso varias veces más. Podía haber dado más pero retuve. Y empecé a darme cuenta que estaba equivocado cuando hice el primer paso por meta ligeramente por encima de 18 minutos. Otra vuelta igual y serían más de 36 minutos... claramente la estrategia no estaba funcionando. Debería de recuperar varios segundos cada km para compensar lo perdido en la primera de las dos vueltas.
La situación de carrera era: un atleta que no conocía primero y con mucha ventaja, Juanlu de Montijo esperando a un atleta de la AACB segundo y tercero, a unos metros yo y detrás mía nadie que pudiera disputarme ese cuarto puesto. Algunos atletas se retiran en la primera de las vueltas por haber hecho la carrera previa de 5 kms o por precaución para no lesionarse.
En esta segunda vuelta me permití sobrepasar el límite de pulsaciones mientras las sensaciones no fueran de sufrimiento... ya era demasiado tarde. Esta parte de la carrera pasó sin más historia, y cuando a lo lejos empezaba a ver la meta apreté el ritmo, haciendo ese km a 3:29, por si me quedaba a pocos segundos del objetivo pero, cuando ya se distinguía el km de meta vi que acababa de revasar los 38 minutos, así que bajé los brazos y seguí al trote hasta cruzar la meta junto con mi hijo Sergio.
Una de mis máximas es que en competición hay que sufrir, y en esta carrera no lo he hecho. Este objetivo saldrá, sin duda, porque sé que tengo capacidad para ello, pero se producirá el día que no lo busque, será un día que compitiendo, luchando por posiciones, sufriendo y, cuando cruce la meta, sin buscarlo, me lo encontraré.... de otra forma no sé correr.