Cuando te acostumbras a los buenos resultados en las carreras y a mejorar tus mejores previsiones en la competición, resulta más duro cuando se presentan los malos días y cuando no cumples con las metas propuestas. Más cuando este día se presenta en El Día. La clave está es revertir esa situación desfavorable y volverla positiva, aprender de ella e incluso salir reforzado.
Diría que todo eso es lo que me ha pasado este domingo en Sevilla, pero lo más singular ha sido que lo hice mientras corría, dándole mil vueltas a la cabeza, y pasando de un "abandono aquí mismo" a un "menos mal que no abandoné".
Realmente no puedo poner excusas a por qué no salió la carrera deseada porque no las hay. Simplemente es que no me encontré cómodo en ningún momeno, ni siquiera desde el inicio. Porque lo normal en maratón es que los primeros kms, al menos hasta la media maratón, te encuentres cómodo y vayas frenándote porque las piernas te piden ir a un ritmo mayor debido a los entrenamientos de preparación.
Yo esa sensación no la tuve en ningún momento. Ni siquiera en el primer km, a pesar de ir bien acompañado de inicio por Paco Arrabas y Antonio Dávila. Tenía la esperanza de ir poco a poco encontrando las sensaciones al entrar en calor, pero lejos de mejorar iba cada vez a peor.
Fue a la altura del km 10 (demasiado pronto) cuando me veo en la necesidad de aflojar un poco el ritmo a ver si mejoraba. Paco hace un esfuerzo y baja a la parte de detrás del grupo a "rescatarme" pero no era capaz de correr de manera fluida. A partir de ahí Paco y Dávila se me van alejando y a partir del km 15 ya se me van definitivamente los ritmos previstos dando por finalizado mi reto, ya no de hacer 2:45, sino de mejorar mi marca de 2:48.
Y no es que haya arriesgado, porque no lo hice. Los ritmos de carrera estaban siendo los que se habían entrenado; no estaba haciendo ningún experimento. Lo ilógico era que en el km 12 dolieran las piernas de fatiga. Ahí está el test de 30 kms a ritmo de 3:52-3:53 que se hizo anteriormente y que salió con cierta facilidad.
A partir del km 18 los ritmos son de 4:20-4:30. Me adelanta gente y más gente acrecentando esto la sensación de fatiga. En este momento pienso en que dentro de tres semanas hay otra maratón en Badajoz, que estoy a tiempo de retirarme y no gastar muchas más energias para intentarlo ahí. Le empiezo a dar vueltas a cómo retirarme. Pienso en salirme de la carrera, en pararme y esperar a Angel y Ricci y hacer algunos kms a ritmo más tranquilo, pienso en que ya avisé a Ana, mi mujer, que esto podría pasar,... no lo tengo claro.
Decido llegar al menos a la media maratón. Mi cabeza da mil vueltas, piensa infinitas opciones. Retirarse en la media maratón supone terminar en la otra punta de Sevilla, así que pienso que mejor retirarse más adelante, algo más cerca del hotel.
En esos kms en los que me voy volviendo loco mientras me sigue adelantando gente, sigo pensando opciones y más opciones, hasta que por fín llega un momento de lucidez, de dejar el egoísmo atrás, y empiezo a pensar de una manera más madura: He traido a Sevilla a mi familia, que me está esperando en el km 38. Pienso en mi hijo, en cómo va a preguntar a mamá por qué papá no pasa corriendo, en la ilusión que pusimos en este viaje. Toca dejar el papel de atleta y tomar las riendas del papel principal, el de padre. En este momento ya tengo claro que aunque sea arrastrándome esta maratón la termino.
Así que me lo tomo como un entrenamiento largo, dejo de controlar ritmos y corro lo más cómo posible, ni muy rápido ni muy lento para que no se haga interminable. Estimo que haré un tiempo de 3:15 o 3:20. En ese largo trayecto hasta meta me siguen viniendo pensamientos positivos: Voy a disfrutar de esta maratón, la segunda mejor de España, voy a vivir eso que cuentan de que en el último cuarto de carrera la gente te lleva en volandas, voy a ser finisher otra vez de una maratón, mi quinta maratón, voy a hacer una tirada larga de cara a la Maratón de Badajoz.
Pasamos el km 25, el 30, y pasado el 35, en donde ya se nota el desgaste de los kms entramos en el Parque Mª Luisa y sucede otro momento clave. Hasta ahora había conseguido mantener sin mucho desgaste el ritmo de 4:20-4:25. Justo cuando entramos en la Plaza de España hacemos un curva un poco rara que permite que casi nos crucemos con los atletas que van detrás nuestra. Ahí me llevo una sorpresa: Unos 50 metros detrás mía viene el globo de las 3 horas. Es decir, que a los pensamientos positivos vamos a sumar que podemos hacer una maratón por debajo de las 3 horas. Ese factor, sumado al pasillo de gente animando sin parar, hace que los últimos kms pueda correr por debajo de 4:15.
Al pasar delante de mi familia y amigos me emociono, algo que no pasó al cruzar la meta, porque realmente mi meta hora era llegar hasta ellos. A partir de ahí quedan 4 kms. En el km 38 paso en 2:40 minutos. Tendría que hacer los últimos kms a 5:00 de media para superar las 3 horas en meta, algo que sabía que no iba a suceder.
Así que corro y corro, intentando dejar la mente en blanco para no pensar. Las piernas están muy cansadas, pero ya no vale aflojar. Finalmente entro al estadio y cruzo la meta en 2:57:28. Gesto de victoria, porque hemos finalizado una maratón, pero esta vez sin excesiva euforia.
En frío apreciando lo que había conseguido |
Nos quedamos con que de las 5 maratones realizadas, las tres últimas han sido sub 3 horas (2:48, 2:53, 2:57). Ahora toca recuperarse cuanto antes y pensar en cómo vamos a preparar Badajoz en tiempo express. Va a ser dificil pero es obligatorio intentarlo. A continuación los datos de mi carrera