I Cross Runnight. Carrera a oscuras y 2º clasificado

       Esta carrera ha sido en mis intenciones de correrla como deshojar una margarita. "La corro, no la corro, la corro, no la corro ... ", hasta la misma tarde de celebrarse la carrera. Iba a correr el canicross pero cambiaron la fecha de la prueba y me resultaba imposible, después un cambio en el trabajo me permitió hacerla. Y la misma tarde, mientras preparaba la mochila para desplazarme a Talavera me llama la organización de que se probablemente se suspendería el canicross de 10 km que iba a correr por temas legales.


        Acuerdo con el organizador de que me desplazo con mi perro y que, en caso de suspensión del canicross, correría la carrera individual de 10.6 kms. Como me temía, finalmente no se disputa el canicross y el planteamiento de competición cambia radicalmente. En mi cabeza estuvo en todo momento tomarme la carrera con perro como un entrenamiento más semana pues, lógicamente, el ritmo con mascota es muy inferior a competir sólo. Así que no organicé los entrenos semanales para competir y, sobre todo, no estaba mentalizado para el esfuerzo físico que supone emplearse en una carrera.

          Así que, de buenas a primeras, toca cambiar el chip y ponerse en modo competición. La participación es baja, hay mucha gente de vacaciones y multiples carreras por la región este fin de semana, así que sería relativamente fácil estar arriba en la clasificación. El verdadero reto estaba en que es la primera vez que competía con luz frontal, ya que la carrera se desarrollaba por caminos totalmente a oscuras. 


         Tras calentar algo más de 3 kms, estos sí con Zuma, mi perro, nos disponemos a tomar la salida. La organización nos dá el número de emergencias para que grabemos en nuestro móvil, que obligatoriamente debemos de llevar, y se da la salida.

          Desde los primeros metros un atleta se adelanta sobre los demas. Justo detrás me encuentro yo y detrás mi algunos corredores intentan no descolgarse de mi. Sin pretender seguir al corredor que va delante mía intento mantener un ritmo exigente, confiado en mis posibilidades, con el fin de que los que intentan seguirme no vean fácil la posibilidad de hacerlo.

           Acabamos de empezar y no sé quien está corriendo mi carrera de 10,6 km o la otra de 22 km, ya que la salida fue simultánea para ambas pruebas. A la altura del km 3 se produce una bifurcación: los de la carrera corta a la derecha y los de la larga por otro camino a la izquierda. Ahí compruebo que el atleta que va delante mía es de mi carrera, por lo que voy segundo. Por detrás nadie me acecha.


          Parece claro que, salvo sorpresa, a la primera posición no voy a llegar. La distancia con el primero es progresivamente más grande, aunque no dejaría de ver la luz de su frontal en toda la carrera. Por detrás no se ve a nadie, así que se trata "únicamente" de mantener cierta intensidad de carrera, no tropezar en la oscuridad y lesionarse y mantenerse concentrado en las balizas reflectantes para no perderme.

        Los kms van pasando y voy dosificando bien las fuerzas para llegar al final fuerte. Cuando miro el reloj para ver lo que falta a meta o el ritmo que llevo me arriesgo a perderle el rastro a las balizas, así que intento mantener siempre la mirada al frente, enfocando la luz más hacia adelante que al suelo para ver de lejos a donde debo dirigirme. Aunque son todo caminos bien definidos, es un terreno que desconozco y no sé si en algún momento habrá bifurcanción, vereda, etc. Así que a la altura del km 7 me centro más que nunca exclusivamente en no perderme para llegar a meta.

       Paso por un punto en donde dos caminos se convierten en uno sólo. A pesar de la oscuridad reconozco haber pasado por ahí en los primeros kms. Es el km 8 y quedan 2.5 km. El camino se ensancha y se hace menos irregular. Ya sé que es así hasta el final, queda una larga recta, por lo que puedo relajarme un poco en cuanto a las balizas. El pueblo ya se ve cada vez más cerca y aún veo la luz del atleta que va delante. Por detrás se ve alguna luz a lo lejos, no me alcanzarán pero no hay que relajarse.



        

     Por fin llegamos a un puente que se eleva sobre una carretera y el cual te lanza en bajada a los últimos metros de carrera. Apago el frontal pues ya se ve y finalizo en 2ª posición de la clasificación general y 1º de mi categoría, con un tiempo oficial de 41:50, a ritmo de 3:56.

       Y así de dificil es describir una carrera que has hecho totalmente sólo, a oscuras, con la sólo compañía de las balizas reflectantes. Como anecdotas curiosas la baliza que veo que sale por los aires y, cuando enfoco, compruebo que un pájaro se la esta llevando a las alturas, o cuando llego a un curva en la que de frente se escuchan a tres perrazos y cuando apuntas con la luz sólo hay colmillos a los que te estas acercando hasta que giras a la izquierda.

         Buen trabajo de la organización en cuanto a la señalización, todo claro y sin dar lugar a dudas mientras se corre. Una pena que no hay tenido la participación que los organizadores hubiesen deseado.

         Y ahora a pensar en la próxima competición: el XXXI Cross Peña del Aguila, en Villar del Rey, el 5 de agosto.