¡No hay manera! Otra vez he topado con la distancia de los 10 km. No consigo que me salga buena carrera en una distancia que no es ni larga ni corta, ni todo lo contrario. Quizás no sepa elegir bien la estrategia, puede que subconscientemente no respete todo lo que merece su dificultad o simplemente no hay en mis piernas más cera que la que arde.
Llegaba a Don Benito con la pretensión de hacer 35 minutos por primera vez. Aunque los sintomas de alergia eran más acusados estos días, no me estaba impidiendo correr y competir con normalidad hasta ahora. Además el estado de forma es bueno, bien rodado, por lo que era una buena ocasión para, por fin, conseguir este reto.
Pero no salió... una vez más. Me sería muy fácil poner la excusa de la alergia, pero mientras corría no ha habido síntoma que me la recordara. Aunque una vez terminada la carrera, con todo el polen absorvido durante los 10 kms no parara de estornudar, moquear y picar la garganta. Pero es cierto que pude respirar bien y hubo pulmones.
Los 10 km se completarían dando 4 vueltas a un circuito de 2,5 km que estaba homologado. Buscando el lado positivo de tantas vueltas, serviría para regular las fuerzas repartiéndolas entre las distintas vueltas. En cuanto a la participación, mucho nivel. La prueba era además Campeonato de Extremadura de 10 mil metros.
Debido a esto último la salida fue muy rápida. Favorecía también que los primeros metros son en bajada, por lo que se produce un efecto catapulta que hace que me contagie del ritmo en estos primeros metros. Sin embargo, intento regular el ritmo a algo razonable, pero es imposible y por encima de 3:30 y no tener la sensación de que me relajo en exceso. Primer km en 3:24
Intento acogerme a la estela que llevan Raquel Gómez y Juampa. Son buena referencia para coger su ritmo, pero tras algo más de un km con ellos veo que el ritmo sigue siendo muy rápido y decido desconectarme de ellos. Al momento cojo la estela de dos atletas del Atletismo Sanvicenteño, Carlos y Oscar. Me es factible seguir su ritmo. A toda costa no quería quedar sólo a esos ritmos porque supondría decir adios a la carrera.
Las dos primeras vueltas se solventan con esfuerzo pero sin agobios extras, pero haber hecho los primeros 5 km con un ritmo medio de 3:29 me dice que algo no va como debiera de ir. Así, en la tercera vuelta se nota que las piernas ya no van tan fácil como las dos primeras. Bajo intencionadamente el ritmo para intentar recuperar sensaciones pero lejos de eso las sensaciones van a peor. Cuando me doy cuenta voy corriendo a ritmos cercanos a 3:50.
Encaramos el fin de la tercera vuelta temiendo cómo vamos a sufrir en la segunda. Ya voy sufriendo mucho, pero tiro de orgullo para llegar a meta lo más dignamente posible, a sabiendas de que el ritmo ya no va a ser el del principio, pero al menos buscar un tiempo medianamente decoroso en meta con lo que ya habíamos ganado al principio.
Empezamos la cuarta vuelta. Por sorpresa empiezo a recuperar un poco las sensaciones y empiezo a correr un poco más rápido. No tanto como al principio pero sí para alejar los fantasmas del desastre. Observo incluso que los atletas que van delante mía cada vez los tengo más cerca. Así que me establezco en ese nivel de esfuerzo para llegar a meta.
En la última curva, en la rotonda, que nos mete en la calle que un km nos lleva a meta, miro a mis perseguidores y veo que ya no me alcanzan. Un poco más adelante cambio la pantalla del reloj para que me muestre el tiempo total de carrera que llevo por si suena la flauta de una marca personal (normalmente no uso el dato del tiempo hasta el final de la carrera por lo que en el gps pongo otro parámetros más útiles para mi durante la competición). Pero junto cuando pongo el tiempo que llevo hasta ahora me muestra mi actual marca personal (36:13) y aún queda un poquito, por lo que dejo de apretar los dientes y me dedico a cruzar la línea de meta.
De ésta no me voy contento. Más bien ofuscado porque no le cojo el golpe a los 10 km ya sean con frio, calor, en llano, en noviembre, en mayo.... no hay forma. Quedamos la distancia en un tiempo final de 37:15, en el puesto 39º de la clasificación general y 11º de mi categoría.
Esta carrera era objetivo, es decir, que los entrenamientos de las últimas semanas estaban pensados para llegar aquí en el mejor estado posible. Ahora ya no quedan objetivos por entrenar, aunque no dejaré de hacerlo, pero únicamente para mantener un mínimo que me permita participar en las carreras a las que me vaya presentando para divertirme.
Los 10 km se completarían dando 4 vueltas a un circuito de 2,5 km que estaba homologado. Buscando el lado positivo de tantas vueltas, serviría para regular las fuerzas repartiéndolas entre las distintas vueltas. En cuanto a la participación, mucho nivel. La prueba era además Campeonato de Extremadura de 10 mil metros.
Debido a esto último la salida fue muy rápida. Favorecía también que los primeros metros son en bajada, por lo que se produce un efecto catapulta que hace que me contagie del ritmo en estos primeros metros. Sin embargo, intento regular el ritmo a algo razonable, pero es imposible y por encima de 3:30 y no tener la sensación de que me relajo en exceso. Primer km en 3:24
Intento acogerme a la estela que llevan Raquel Gómez y Juampa. Son buena referencia para coger su ritmo, pero tras algo más de un km con ellos veo que el ritmo sigue siendo muy rápido y decido desconectarme de ellos. Al momento cojo la estela de dos atletas del Atletismo Sanvicenteño, Carlos y Oscar. Me es factible seguir su ritmo. A toda costa no quería quedar sólo a esos ritmos porque supondría decir adios a la carrera.
Las dos primeras vueltas se solventan con esfuerzo pero sin agobios extras, pero haber hecho los primeros 5 km con un ritmo medio de 3:29 me dice que algo no va como debiera de ir. Así, en la tercera vuelta se nota que las piernas ya no van tan fácil como las dos primeras. Bajo intencionadamente el ritmo para intentar recuperar sensaciones pero lejos de eso las sensaciones van a peor. Cuando me doy cuenta voy corriendo a ritmos cercanos a 3:50.
Encaramos el fin de la tercera vuelta temiendo cómo vamos a sufrir en la segunda. Ya voy sufriendo mucho, pero tiro de orgullo para llegar a meta lo más dignamente posible, a sabiendas de que el ritmo ya no va a ser el del principio, pero al menos buscar un tiempo medianamente decoroso en meta con lo que ya habíamos ganado al principio.
Empezamos la cuarta vuelta. Por sorpresa empiezo a recuperar un poco las sensaciones y empiezo a correr un poco más rápido. No tanto como al principio pero sí para alejar los fantasmas del desastre. Observo incluso que los atletas que van delante mía cada vez los tengo más cerca. Así que me establezco en ese nivel de esfuerzo para llegar a meta.
En la última curva, en la rotonda, que nos mete en la calle que un km nos lleva a meta, miro a mis perseguidores y veo que ya no me alcanzan. Un poco más adelante cambio la pantalla del reloj para que me muestre el tiempo total de carrera que llevo por si suena la flauta de una marca personal (normalmente no uso el dato del tiempo hasta el final de la carrera por lo que en el gps pongo otro parámetros más útiles para mi durante la competición). Pero junto cuando pongo el tiempo que llevo hasta ahora me muestra mi actual marca personal (36:13) y aún queda un poquito, por lo que dejo de apretar los dientes y me dedico a cruzar la línea de meta.
De ésta no me voy contento. Más bien ofuscado porque no le cojo el golpe a los 10 km ya sean con frio, calor, en llano, en noviembre, en mayo.... no hay forma. Quedamos la distancia en un tiempo final de 37:15, en el puesto 39º de la clasificación general y 11º de mi categoría.
Esta carrera era objetivo, es decir, que los entrenamientos de las últimas semanas estaban pensados para llegar aquí en el mejor estado posible. Ahora ya no quedan objetivos por entrenar, aunque no dejaré de hacerlo, pero únicamente para mantener un mínimo que me permita participar en las carreras a las que me vaya presentando para divertirme.