10º Carrera Popular Alqueva (Cheles)

      Me preguntaban si hoy iba a hacer crónica de mi carrera. El motivo es que hoy ha sido uno de esos días en los que las cosas no salen y hay que abortar esfuerzo en plena carrera. Pues claro que voy a hacer la crónica; se trata de escribir la experiencia tenida independientemente de si ha sido positiva o negativa y, además, siempre se sacan conclusiones de días como hoy.

       Cómo yo decía una vez terminada la carrera, hoy veníamos a esto. Todo empieza el pasado domingo cuando dejé a medias el entreno en San Isidro con mis compañeros y a lo largo del día me quedé sin voz y con dolor de garganta que ya venía de días atrás. Lo achaqué a un constipado. Pero tras unos días de reposo y vuelta a entrenar, ya sin aparentes signos de virus, las sensaciones no han vuelto, las piernas no quieren correr, las nauseas tras el entreno son frecuentes y una serie de 400 metros llega a parecer una de 2000.

       Y en estas condiciones es como nos presentábamos hoy, con la esperanza de que se diera la circunstancia de que aparecieran las sensaciones cuando más se necesitaban y con el gran recuerdo del año anterior, cuando conseguía subirme a un podium por primera vez tras una excelente carrera. Nada más lejos de la realidad, ya durante el calentamiento el trote era pesaroso y la respiración angustiosa. Esto se iba a convertir en el siguiente experimento: ver la respuesta en competición cuando no se está pleno de salud.


      La salida me la tomo sin agobios y sin intentar seguir ningún ritmo. Un ligero callejeo antes de salir a la carretera del pantano en el que voy ganando posiciones. La referencia válida era Juan Baustita, al cual podía equipararme si estuviera en plenas condiciones. El va unos veinte metros delante mía y poco a poco aumentando la distancia. El primer km lo hago en 3:40 y los siguientes en 3:33 y 3:51. Aunque las piernas no carburan parece que el ritmo es bueno.
       Despues de llegar al pantano emprendemos vuelta al pueblo por la misma carretera cruzándonos  todos los atletas. Sin darnos cuenta en seguida estamos en el pueblo para completar la primera de las dos vueltas. El cansancio es grande pero me lo tomo como un entreno en solitario de 10 kms que hay que completar. Los últimos dos kms 3:56 y 4:08, si bien era el tramo más duro antes de pasar por meta.


Compañeros del CAB antes de la salida

       Empezamos al segunda vuelta, Juan es el siguiente atleta que va delante mía, pero ya está muy lejos. Las sensaciones dicen que voy corriendo muy por debajo de mis posibiliades... los tiempos también. El ritmo baja: 3:55, 3:48 y 3:45, aunque la carrera se está convirtiendo en un calvario. La presión en el pecho es grande, la sensación de tener cerrada la boca del estómago y ganas de vomitar va creciendo paulatinamente. Pero solo quedan 3 kms, he aguantado 7, solo hay que terminar como sea.

       Pero lo fatídico se presenta al llegar al pantano y llegar al punto en que hacemos el giro de 180º para encarar al pueblo. La "bola" sube hasta la garganta, las fuerzas desaparecen en 0,1 y me tengo que parar a vomitar. El problema es que no sé lo que es vomitar, desde nunca, y en lugar de expulsar lo que me provoca es que se me cierre la garganta. El momento es angustioso. Me siento en el suelo y meto la cabeza entre las piernas pero no sirve de nada, la angustia no desaparece. Pongo rodillas al suelo y agacho el cuerpo y ahora parece que empezamos a respirar con normalidad. A todo esto han ido pasando los atletas que me precedían, mis compañeros se prestaban a pararse conmigo pero no les decía que tiraran adelante sabiendo que no revestía gravedad y que era temporal.

      Cuando me pongo de pie es Angel el que aparece y dice que baja el ritmo y me acompaña, pero le sugiero que siga con el ritmo que llevaba y yo le seguía, pero no le aguntanté ni dos segundos. El cuerpo me pedía volver andando pero estábamos a 2,5 kms de la meta. Así que me pongo a trotar. Todos los atletas conocidos me preguntan y se interesan al adelantarme, se los agradezco enormemente y esto dice mucho de cómo el atletas es un deporte individual en el que existe mucho compañerismo. Y así, con mucha paciencia y ya recuperado de los aprietos y angustias llego a meta para cumplir el trámite.

        Sabía a qué venía y ya avisaba que lo más probable que sucediera es lo que finalmente sucedió pero soy muy competitivo y había que intentarlo, no sé salir en una carrera por debajo de mis posibilidades reales. Así que no hay ni enfado ni decepción, si bien algo de preocupación porque estamos a dos semanas vistas de una gran cita en la que tenía esperanza de hacer algo y no veo, dia trás día, síntoma de mejora.

        Decir de esta carrera que su organización es espectacular y el trato con el atleta es exquisito. Por dos euros que cuesta la inscripción hay cronometraje con chip, buena bolsa de corredor con camiseta técnica, bebida, agua y bocadillo, y después, en la plaza una gran barra con bebidas a un euro a las que se le acompañaba gratuitamente un suculento plato de pescado de río. Todo un ejemplo de organización. Volveremos... en mejores condiciones.