Campeonato de España de Campo a Través (Marina D'or). La suerte de poder vivirlo

     He de reconocer que en principio no me atraía en exceso la idea de desplazarme a donde "Cristo perdió el mechero" para participar en una carrera por muy importante que fuera, pero una vez me decidí a asistir las ganas por que llegara el día iba incrementandose cada vez más y, finalmente, una vez ha pasado ya todo, no cabe nada más que alegrarme por haber participado.

Subiendo en Mérida al autobus
     Salimos  el viernes por la noche desde Mérida compartiendo autobús y expedición con el club Emérita  Atlética, con el Capex y con Alcario del Almaraz. No hay nada más que palabras de agradecimiento a la gente del Emérita porque se han portado con el resto de manera impecable, siendo ellos quienes se han currado la organización de la expedición, reserva de alojamiento y comida para el viaje de regreso y dejando que el CAB fuera partícipe de todo ello.

     El viaje largo, bastante pesado y casi nadie pudo dormir en condiciones en el autobús. Iba a tocar descansar y recuperar las horas de sueño en Oropesa. Un titular podría resumir el trayecto de ida, "Carros de Fuego", pues el bueno de Paco Rivero quería hipermotivarnos con la película y su banda sonora y finalmente tuvimos que esconder el DVD para no aprendernos de memoria los diálogos por ver el film una y otra vez.

Buenas vistas desde el apartamento
      Una vez llegamos al destino tocaba ir a por las llaves de los apartamento y cruzar los dedos para que nos tocaran cerca del restaurante y cerca del circuito pues cabía la posibilidad de que cayeran lejos y los desplazamientos andando se hicieran pesados. Finalmente hubo suerte y estaban todos los puntos a escasos metros unos de otros. Y una vez con las llaves en las manos se procedió al reparto de los chavales el Emérita en los distintos apartamentos y después a instalarnos el CAB en los nuestros. Limpios y acogedores invitaban al descanso, algo que realmente nos iba a hacer falta para poder rendir en condiciones el domingo.

Reconocimiento del circuito el sábado por la tarde
      Una siesta, tras las comida, para empezar a recuperarnos del cansancio del viaje y posteriormente un pequeño rodaje de reconocimiento por el circuito mientras Nando se encargaba de ir a recoger los dorsales. Espectacular sensación de compartir entrenamiento con clubes de todos los lugares de España y a la vez encontrarte con caras conocidas de otros clubes extremeños. Ambiente distendido, lejos de tensiones, todo eran sonrisas y disfrute por estar donde estábamos, en el templo de los campeones, todo ello aderezado por la inmejorable cantinela de las olas del mar que recompían a escasos metros del circuito.

      A medida que iban pasando las horas el ambiente y el olor a atletismo iba inundando las calles de Oropesa. Al mediodía había poca gente en el restaurante compartido pero en la cena era un corredero de gente venida de toda España en el que a menudo nos advertíamos de las caras conocidas del panorama del atletismo español que acudían a cenar, "mira este", "mira aquella", "mira el otro".... por allí estaba también nuestro Pablo Villalobos que se acercó a saludarnos. Los chavales no paraban de echarse fotos con los Bezabeh, Javi Guerra, Lamdassem, etc. Señales todas de que no era una  "pachanga" lo que nos traíamos entre manos.

      Después de cenar un corto paseo por la playa para bajar la comida y a los apartamentos. Reunión técnica para aclarar ciertos asuntos relativos a la prueba y trazar la estrategia a seguir bien llevada por el capi Fernando Vivas y cada mochuelo a su olivo para dormir. A pesar de la siesta practicamente todos conseguimos pasar la noche del tirón por lo que el cansancio no iba a hacer mella a la hora de correr.

Todo en orden para la competición
      8:45 de la mañana. Suena la alarma del móvil de mi compañero de cuarto, el "melenas" Casco y cómo no, con la melodía de una guitarra eléctrica como aviso. Acto seguido nos deleita con música motivadora para la ocasión, así que mientras me vestía me sentía como un gladiador enfundándose su armadura antes de salir al campo de batalla. Nos reunimos con el resto del CAB en la calle para dirigirnos a desayunar. Un suculento buffet que invitaba a hacer barbaridades pero tocaba moderarse, así que unas tostadas con mantequilla y mermelada, zumo y un buen tazón de café negro fue mi desayuno. Hasta las 12:50 no corríamos así que daba tiempo a hacer la digestión.

      Preparamos las cosas y nos dirigimos ya al circuito y al llegar nos encontramos con un ambiente impresionante. Multitud de carpas instaladas junto a la plaza o en la misma playa, un corredero de gente de un lado a otro, cada uno uniformado con los chandals y equipaciones de sus clubes. A diferencia del entreno del sábado, ahora sí se mascaba ya la tensión y los nervios ante una gran cita. Las pulsaciones se aceleran por momentos y la emoción se desborda, pero aún así intento mantener la cabeza fría para poder apreciar y disfrutar de cada uno de los detalles que la jornada me va a brindar. Se trata de disfrutar y no de sufrir. Ya lo quedamos claro en la reunión técnica de la noche anterior: "esto es un premio a toda una temporada de cross y nuestra única obligación es darlo todo en la carrera, con independencia de cómo quedemos en la clasificación".


   Tras dar un paseo por el circuito y presenciar alguna de las pruebas nos disponemos a hacer un calentamiento suave. Rodamos unos minutos a lo largo de la costa de Oropesa y a las 12:25 entramos en cámara de llamada, siendo los primeros en entrar. Quedaban aún 25 minutos para la carrera, así que ultimamos el calentamiento con algo de estiramientos y progresivos. Cerca de 300 personas calentando en  pocos metros cuadrados y algunos pasaban haciendo rectas como el mismo AVE. Suena el silbato de uno de los jueces, en breve se va a proceder a dar la salida. 

Momentos previos a la salida. CAB y Capex, armada extremeña en el Cross Corto

      Nos colocamos en la calle 45 por el orden que habíamos establecido la noche anterior. Feijoo, Casco, yo, Jony, Kiko y Pablo, aunque finalmente me quedo detrás de Jony ya que este suele tener una salida muy explosiva y yo puedo resultarle un obstáculo. Los jueces, tras inspeccionar que todo está correcto, se apartan a los laterales. Las pulsaciones están a mil pero soy capaz aún de apreciar el impresionante silencio cargado de tensión que se produce durante unos segundos a pesar de que allí estábamos cientos de atletas y espectadores.

Aglomeración de atletas en la salida
     Pistoletazo y a correr. La idea era salir muy rápido para coger posiciones porque luego iba a ser muy difícil adelantar con la aglomeración, incluso cabía la posibilidad de utilizar los codos para hacerse con un hueco (siempre dentro de la legalidad, claro). Nada de esto me hizo falta ya que, a pesar de salir casi al sprint pronto empecé a observar como me iba quedando rezagado del gran pelotón. Así y todo aún iba metido en una inmensa melé de gente y al entrar en el primer tramo de playa aprecio que se produce un choque de atletas producido por el estrechamiento del circuito, así que aprovecho para ganar posiciones. Poco dura la alegría pues enseguida vez que me empiezan a adelantar por uno y otro lado. Aquí no hay "medianías", todos tienen una calidad grandísima y, a pesar de hacer el primer km en 3:34 estoy casi cerrando la carrera.

Adelantando a algunos atletas
     Aunque me daba igual el puesto en que acabara, ya que mi reto estaba en mantener un ritmo elevado durante los 4 kms y viendo como había rodado el primer km el listón estaba alto. El circuito es muy rápido, mayormente por cesped muy cortito y sin irregularidades. Los cambios de sentidos no eran muy cerrados y no se perdía mucho ritmo. Un par de canales, de esos que desembocan en cualquier playa, sirven como obstáculo en el recorrido por dos ocasiones; bajada y subida  muy pronunciada pero muy juntas una de otra por lo que la misma inercia te ayudaban a superarlos. En cambio los dos tramos de playa eran mortales. Uno más corto que otro y que tendríamos que pasar en cada una de las vueltas. Imaginarse lo difícil que es andar por la arena suelta de la playa, pues ahora imaginarse correr manteniendo un ritmo alto, sintiendo como te quedas clavado en cada zancada, así que se trataba ahí de mantenerse y no apretar, dejando esto para la zona cesped.

      Primero completamos una vuelta grande y posteriormente una pequeña. Consigo mantener el ritmo alto y los siguientes kms los hago en 3:40 y 3:41, por lo que consigo adelantar a algunos atletas que no han sido de aguantar el ritmo que se han marcado de inicio.

      Estamos llegando a la última recta, la carrera se ha pasado volando y esos últimos 500 metros los hago a modo sprint, vaciando la última gota de reserva de energía que me queda, intentando no perder ninguno de los puestos ganados. Este km lo hago a 3:36. Entro en meta dentro del margen de 4 minutos respecto del primer clasificado que permite que aparezcas dentro de control de la carrera, eso sí, entro que no veo ni la claridad del sol. Echo las rodillas al suelo y apoyo la cabeza sobre los brazos en el cesped para recuperar el aliento. Ha pasado todo y me queda la sensación de haber realizado un buen papel.

Entrada en meta.
    
 Maticemos. He llegado al borde del cierre de control, clasificando en dicho control entre los cuatro últimos, pero esto es otro nivel. Si ya es otro nivel correr los cross en Extremadura, qué decir de hacerlo en todo un Campeonato de España. En cambio, para mí hacer esos 4 kms a una media de 3:38 es un logro que ya firmaba el día anterior cuando comentaba que iba a intentar rodar por debajo de 3:40. Me considero un digno "perrunilla" dentro de la élite.

       Tras la carrera todo el equipo nos dirigimos al mar a darnos un baño en las frias aguas. Desde luego que no hay nada que regenere mejor que el agua fría, y por lo fría que estaba ésta calculo que rejuvenecimos tres o cuatro años. Después vuelta a la carpa y ponernos ropa seca y a presenciar las carreras absolutas, esto último un deleite a la vista. Que manera de correr los cabezas de serie; pasaban por la arena como si no les costase y echaban arena para arriba como un coche de Formula 1 expulsa el agua los días de lluvia.

      Finalmente recogida de la carpa, ducha en el apartamento, bocadillo y de nuevo en el autobus de vuelta a casa. Concluyendo que ha sido un fin de semana corto pero intenso, demasiado intenso y apretado y con unas sensaciones increibles quedando claro que en ninguna otra carrera voy a poder vivir lo que en Marina D'or he vivido. Saldo positivo, positivísmo si me permitís la expresión, de mi participación en el Campeonato y del palizón del viaje. Sin duda ha merecido la pena.