XXXIV Cross Peña del Aguila (crónica). Buen tiempo y mala carrera

         El Cross Peña del Águila es una de esas carreras clásicas que no gusta perderse, de hecho ya va por su 34º edición. Que se celebre a primeros de agosto siempre fue un factor para que los corredores no estén aún en un buen momento, pero en los últimos años eso está cambiando y ya la gente corre que se las pela en cualquier momento.



     Prácticamente con el mismo tiempo en el año 2018 quedé 4º clasificado y en esta edición terminé en 10º lugar, y por entonces me pareció un tiempazo y en esta ocasión no lo es tanto. Quizás el desarrollo de la  carrera de aquella edición también ayudó a que las sensaciones en meta no fueran tan raras como hoy.

       Llegaba bien preparado a este día, con mucha continuidad en los entrenamientos y buena carga de kilómetros, aunque guardando fuerzas en estos últimos días para competir en condiciones. 

Con Guille, Ricci y Angel antes de la salida


           Los tres primeros kilómetros corría enganchado a un grupo delante mía que quizás me hizo ir algo más rápido de lo deseable. Lo que tardé en darme cuenta de esto, fue desengancharme y bajar bastante el ritmo. Analizando quiénes estaban en este grupo con el que intentaba correr soy más consciente del elevando optimismo al principio pues se trata de gente de mucha más facultades que yo.

          De ese km 3 hasta el muro, alrededor del km 8, todo fue correr sólo y con sensación de haber reventado, de ir corriendo sufriendo una "pájara". Tenía atletas delante que se veía que no iban finos pero no fui capaz de alcanzarlos. Me convencí de que no iba bien cuando en realidad la carrera no es fácil de correr.

            Al llegar a la subida más pronunciada, punto característico de esta prueba, me marco el reto de no parar de correr aunque mi cabeza me intentaba convencer de ello. Lo consigo y cuando llego arriba parece que consigo recuperar sensaciones para afrontar el tramo final de la carrera.

          Por delante el mismo atleta alcanzable, pero siempre a la misma distancia. Quedan dos kms de bajada hasta meta y me dejo llevar por la inercia de la pendiente, sin hacer mayor esfuerzo, consiguiendo correr a ritmos por debajo de 3:30.

         Llegados al pueblo afrontamos los últimos metros. Casi desisto de intentar alcanzar al atleta de delante y me dedico a llegar a meta. Y es cuando miro el reloj y veo que voy en tiempos de mi mejor carrera en este recorrido, lo cual me motiva a que no se me vayan muchos más segundos, entrando en meta con un tiempo de 42:39, frente a los 42:24 de aquel 2018. 10 clasificado de la general y 4º de mi categoría de edad.



         Conclusión: Mi estado de forma es prácticamente el mismo que entonces, pero con la diferencia de que entonces los entrenamientos eran más exigentes en cuanto a ritmos y ahora están más basados en rodajes y acumulación de kms y, por tanto, menos lesivo.  Así que lo que era una sensación de mala carrera se torna en una carrera bastante decente tirando a bueno.

      Próximas paradas y por este orden de aquí a octubre: Mini Maratón de Miajadas, 10mil de la Vinosilla, Media Maratón de Valdigüelo y Maratón de Lisboa.