Formas distintas de hacer una ¿carrera? en la X Media Maratón de Alburquerque

     Vencido por primera vez por la primavera y habiendo dejado los entrenos a un lado hasta que bajen los niveles de pólenes y demás llega esta prueba a la que hacía tiempo estaba apuntado. Las ganas de pasar un rato deportivo con compañeros y amigos y el posterior día de campo con las familias hace que vaya a correr sí o sí. Mi nivel competitivo en la actualidad es nulo y las ganas de sufrir mínimas, y como ya hablamos Angel, Fran y yo, en tiempos, de hacer una carrera al "pachangueo" esta iba a ser la elegida.

     No importaban tiempos, ni ritmos, de hecho no llevaba ni gps. La intención era recopilar todos aquellos detalles que pasan desapercibidos cuando vas compitiendo y centrado en la carrera. Además llevaba una cámara de fotos en mano para intentar captar todos esos detalles.



      Hemos podido disfrutar de compartir la carrera con los compañeros de club que en otras circunstacias sería imposible, habiendo algún momento en que íbamos en un grupo de 8 ó 9 blanquinegros. Apreciar los parajes por donde pasas es algo que raramente se tiene la oportunidad de disfrutar y esta vez lo hemos hecho. Incluso hemos tenido la osadía de ir bromeando entre nosotros intentando no ser insolente para el resto de atletas que sí iban sufriendo el duro perfil de la carrera.

      Porque en la parte de atrás de la carrera también existe competición y existen muchas historias particulares y cualquiera de los que allí corren pueden contar un apasionante relato de lo que ha sido su carrera. Porque el silencio se hacía cuando llegaban las cuestas y sólo se escuchaba el fatigoso respirar, las caras de esfuerzo eran patentes. El mérito  no es menor por estar más atrás en la clasificación; es más, muscularmente se sufre mucho más que cuando se va corriendo más deprisa porque la zancada es muy distinta y además es mucho mayor la duración del esfuerzo pues es mayor el tiempo empleado en completar la distancia.

        Hay una cosa que nos ha dejado un poco mal sabor de boca de la carrera, y es un tramo del recorrido a partir de la salida de Alburquerque, cuando empieza la parte más dura de la carrera. Nos sorprendió que donde antes había un camino de tierra ahora se trataba de un camino de hormigón. Lógicamente para los coches y tractores es un adelanto pero creo que le quita algo de atractivo a la carrera ya que se queda en una carrera con la mayor parte del recorrido de asfaltazo. 

        Y como lo prometido es deuda, mencionar aquí al amigo Sergio, que quería que contara que un ASGFA había compartido con nuestro grupo unos cuantos kilómetros. Fue un auténtico placer.


       Y así, con alguna que otra parada para hacer fotos, llegamos a meta en grupo y de la mano de mi hijo. He de decir que he disfrutado mucho, muchísimo. Ha sido como asistir de espectador desde dentro de la carrera y es un lujazo. En el horizonte aparece la carrera de Talavera, un cinco mil metros a la que no puedes ir al trote porque.... porque no !!. A esas alturas aún estaré sin entrenar. A ver que nos inventamos para disfrutarla. 

        Cuando pase esta polución natural volveremos. Volveremos con las baterías de ilusión cargadas y revosante de ambición por lograr nuevos retos y destrozar los cronos. Aún no sabemos donde está el límite, disfrutaremos desafiándolo y aquí lo compartiré con quien lo quiera leer.