Decir antes de nada que, hasta hoy, la maratón era aquella prueba que otros realizaban y que yo nunca podría completar sin perder una rodilla, tobillo, etc. por el camino, algo que no estaba a mi alcance. Pues hoy ese concepto ha pasado a la historia para mí desde el momento que crucé la meta de la maratón de mi ciudad. Realmente mis miedo a esta prueba radicaba en la preparación de la misma. Alguien como yo, que se lesionaba fácilmente, asumiendo km. y km. semanales durante varios meses de forma continuada... no dejaba de ser una situación de riesgo.
Pues ya con dicha preparación completada con éxito me presentaba hoy en el paseo fluvial para tomar la salida con mucha confianza. No tenía ninguna duda de que la iba a acabar, lo del tiempo no lo tenía tan claro. Según se iba acercando la fecha mis pretensiones se iban reduciendo, hasta que antes de salir con un 3:15 me contentaba, incluso con un 3:20. Pero sobre todo, acabaría la mar de contento si terminaba entero, sin lesiones y sin necesidad de permanecer una temporada en el dique seco. Hoy iba a disfrutar y sobre todo a aprender para posteriores ocasiones.
Y ahí estamos a punto de tomar la salida, ya arropado por mi amigo y compañero de club Juanjo, que se había comprometido a acompañarme la primera vuelta, previsiblemente a un ritmo de 4:30. "Un minuto", suena por megafonía, lejos de ponerme nervioso sigo hablando con unos y con otros. SALIDA !!!. Ya en los primeros metros Juanjo y yo trazamos la que serían las conversaciones que nos acompañarían el resto de carrera que compartimos, hasta que el se apartó en el km. 30 porque no tenía intención de completarla: "Baja", "no te aceleres", "vamos rápido", "ahí vamos bien" y poco más sería lo que habláramos pues decidimos no gastar fuerzas en conversaciones que además nos llevaran a la desconcentración. Porque otra cosa no, pero concentración se mascaba por los cuatro costados, haciendo caso omiso a todo lo que nos rodeaba, intentando controlar todos los factores de la carrera, cuestas, bajadas, dirección del viento... que nada quedara fruto del azar.
Los primeros cinco o seis kilómetros pasan intentando buscar nuestro sitio. Unos nos adelantaban y otros eran adelantados. El ritmo era de 4:25 y ya, pasado el primer giro cerca de la frontera portuguesa, camino de vuelta a Badajoz un grupo numeroso se acomoda durante algunos kilómetros, señal de que el ritmo no era malo y que ahí iban cómodos, hasta que decidimos que nos tocaba "chupar rueda" a nosotros y nos instalamos dentro del grupo. Pasamos el km. 10 en 44 minútos.
En la subida al barrio de la Estación dejamos que el grupo se marche y no cebarnos en el repecho, iban un punto más rápido que nosotros y no queríamos esfuerzos en balde. Mucha alegría de correr por mi barrio por primera vez, divisar mi casa desde el recorrido, el parque de San Fernando, la bajada de Carolina Coronado. Ya en el Puente de Palmas me espera Ana para darme el primer gel que me tomaría en el km 15.
Circunvalación y Ronda Norte lo hacemos cómodo y el último repecho antes de la bajar por la carretera de la Corta se empieza a atragantar un poco y bajamos para no pagarlo. Ahí ya llevamos compañeros de viaje para muchos kilómetros, un chaval que iba de naranja y no conozco y Atienza, que había conocido personalmente en la salida y que antes sólo lo conocía de Facebook.
Ronda del Pilar con mucho cuidado para medir bien las fuerzas. La alegría a esa altura ya no es la misma en mis piernas y Juanjo se me adelanta un de vez en cuando hasta que se percata y vuelve junto a mí. El tío se ha estado preocupando hasta de cogerme el agua en los habituallamientos,... impagable trato. Y así llegamos a la Paz, Valdepasillas y paso por meta por primera vez. El amigo Esteban cámara en mano es al primero que me encuentro y luego ya los "ultra sur" del Atletismo Badajoz animando incondicionalmente al paso por media maratón. Realmente emocionante. Paso a unos 1:33 la media creo recordar.
Juanjo no se para como tenía previsto y decide acompañarme más kilómetros. Ya el ritmo se queda en 4:30 con pocas fuerzas y ganas para ir a más. La Avenida de Elvas con aire en contra y picando ligeramente hacia arriba empieza a picar de verdad en las piernas, acaba de empezar el maratón y las fuerzas empiezan a avisar. Al paso por el kms 25 está Kati esperándonos con su bicicleta para darme los geles de ese km y del 35. Esta amiga y compañera tendría un papel fundamental posteriormente en mi carrera. Seguimos dirección a Portugal deseando dar el giro de 180º para dejar atrás el aire de cara. Llegados ahí un ligero respiro en ese sentido por con las fuerzas justas para mantener un ritmo decente pero sigo aguantando. Juanjo me avisa que no me preocupe si tenemos que picar algún km a 4:50, que hoy mandaba yo. Pero eso no llego hasta la nueva subida a San Fernando, en donde le advertir que o subíamos a trote o pinchaba. En el habituallamiento del kms 29 decido andar mientras me hidrato en condiciones, unos pasos en donde ya siento que mis piernas van "llorando", pero retomo el ritmo con fuerza y decisión.
Pasamos parque de San Fernando, y bajamos Carolina Coronado, la avda de la Estación, y allí encuentro fuerzas extras cuando primero veo a mi hermano y cuñada y más abajo a mi legión de primos y sobrinos y mis padres animando incondicionalmente porque, como decía mi sobrino, "tito corría en la carrera de Pocoyo". Pasamos de nuevo el puente viejo y en Puerta Palmas Juanjo decide dar por terminada su aventura deseándome suerte. En ese momento me quedo sólo y siento un vacío inmenso, me veo sólo ante el peligro con las fuerzas muy muy justas, como si de repente me huvieran echado a los leones con un simple látigo para defenderme. Pero le hecho casta y sigo con decisión y aparece inmediatamente por allí de nuevo Kati con su bici que viene a hacerme compañía practicamente hasta meta. Se queda unos metros detrás por la acera para que no nos llamaran la atención, pero su papel era el de contarme cosas y distraerme y que no pensara en las fuerzas. Lo hizo muy bien, hablando de las chuletas del día anterior, de la medio resaca que llevaba ese día, de como iba transcurriendo la carrera delante y detrás, de como iba recordando su experiencia del año anterior. Realmente consiguió lo que intentaba, yo la escuchaba aunque no podía contestarla más allá de una sonrilla o de un asentir con la cabeza.
Ronda Norte se hace interminable. El trote ya es de 5 y a veces superior. Pero allí está la inmensa figura de mi gran amigo Jero, compañero de muchas fatigas atléticas que se había asomado a animarme. "Tienes buena cara Floren" , me decía. "Si yo te contara", pensé. Salgo de ronda norte y entro en la autopista a encarar el peor trozo de toda la maratón para mí, con aire en contra, el trozo que va desde la rotonda hasta la bajada de la carretera de la Corte. De nuevo camino en el habituallamiento para beber dos vasos de isotónica y además unos sorbos de agua, que por líquido no sea. Bajando ya kati me anima "mira adelante, todos van igual de cansados como tú, no desfallezcas". Paso por la plaza de toro y de nuevo en Ronda del Pilar empieza ya a oler a meta. El público ya empieza a animar con un "ya lo tienes hecho, ya estás ahi".
A estas alturas ya manda la cabeza y las piernas responden con 0 fuerzas, solo por la inercia. En la Avda. de Colón empiezo a encarar hacia el barrio de la Paz ya empiezo a ver que lo tengo conseguido, que sólo es cuestión de correr unos kilómetros y habré acabado. El trozo de Valdepasillas, donde estaba el km 40 fue la leche. Fue pasar el cartel de km 40 y empezar a llorar como un crío. Adelanto a un corredor que me mira como diciendo "¿y a este que le pasa ahora?". Me llevo la mano a la cara, pero la emoción me cierra la garganta y no me deja respirar, lo que hace que me centre en carrera, no lo puedo estropear ahora. En los últimos dos kms se me empiezan a venir personas a la mente, gente que me estaba esperando en meta. Kati por su parte seguía a mi estela.. "Floren, que ya lo has conseguido, ya lo tienes, oeoeoeoeeeeeeee". Paso el último habituallamiento y no cojo ni líquido, queda el último km y poco. Ahí me encuentro a Isa Espel "vamos Floren, muy muy bien, vengaaaaaa" la sonrisa se dibuja en mira cara mientras corro hasta el final. Sinforiano Madroñero es otro baño de lágrimas porque ya lo veo ahi, pero me vuelvo a centrar cuando no soy capaz de respirar.
Ultima curva antes de la recta de meta. Kati sale para adelante, "me voy a avisar a la gente, no me quiero perder la entrada en meta". En la última curva alguien me anima desde lo lejos, cuando me voy acercando veo que es mi madre que se ha adelantado a mi padre. Rompo a llorar ahora sí definitivamente, la recta de meta es lo más emotivo que me ha pasado en mucho tiempo. Mis amigos y compañeros practicamente me hacen un paseillo entre gritos y palmas, aparece Ana con Sergio en el carro, la idea era que viniera corriendo pero con la lluvia... Carro, bandera y Nuba. Nuba es la mascota del cole del peque que este finde le tocaba a él y había que hacer algo representativo con el peluche, con foto incluida, pues que mejor que la entrada en meta en un maratón. Veo que el reloj está en 3:16 y que se acerca al 17 y aprieto un pelín todavía con la emoción y entrada en meta 3:16:57.
Voy arrastrando los pies, como decía Rambo "no siento las piernas", cojo manta y el refrigerio del amigo Esteban, empiezan a aparecer Ana y amigos para cogerme por si me caía me inclino sobre la vaya y echo lo que me quedaba de lágrimas. Por fin me quitaba la tensión que llevaba acumulada el último mes. Ricci se hace cargo del carro, mi mujer llora conmigo y Miguel intentando con su cámara inmortalizar todo lo que allí está pasado. Salimos las vallas y mis padres aparecen, me abrazo a mi madre y otra vez a llorar.... llega Dani con Lorena y nos fundimos en un abrazo... otra vez a llorar y casi le hago llorar a él. Será que me desidraté que el gemelo me pegó un subidón que instantáneamente me tire al suelo para que me estiraran el músculo. Mi madre que se pensaba que me había dado un desmayo. Miguel me coge el pie y tira, pero no hay manera. Aparecen las asistencias que no me dejan levantarme y me llevan en camilla a que me asistan, y Miguel allí con su cámara fotografíando. Le costó a la médico calmar aquello, pero al final se quedó en la tensión del momento.
Acabo aquí esta entrada diciendo que mi intención era volver a donde estaban mis amigos y fundirme con todos en un abrazo, pero por contra terminé en una mesa de masaje. Con la tromba de agua que caía cada uno se fue a su casa. Ya nos iremos viendo poco a poco, pero de nuevo por aquí os lo agradezco a todos en el alma. Sin vosotros no hubiera sido posible.