4º puesto en la X Media Maratón de Valdigüelo. Crónica

     A tres semanas del objetivo de la Maratón de Lisboa llega esta carrera que todos los años marco en rojo en el calendario. Larga distancia, perfil que se adapta muy bien a mi forma de correr y un trato exquisito al corredor hacen que no tenga dudas en inscribirme con meses de antelación a que se celebre esta Media Maratón de Valdigüelo, en la localidad pacense de Santa Marta.

Cruzando la línea de meta


    Estar tan cerca de una maratón me hace llegar a esta carrera en buen estado de forma física, pero no quería que me pasara como hace dos semanas en el Diez mil de la Vinosilla, en Plasencia, en donde creí más de la cuenta en mis posibilidades y a mitad de carrera había quemado todas las energías. Así que fui mentalizado con la estrategia de tomar la salida tranquilo e ir evaluando sobre la marcha las sensaciones.

    Dos kilómetros de calentamiento muy suave y a línea de salida, en donde estoy en primera línea. Tras la cuenta atrás partimos a la aventura, con la particularidad de que los participantes de la media maratón y del cross salimos simultáneamente. Empiezo tranquilo, sin importarme la ventaja que me iban sacando los de delante. Los primeros kms son compartidos con Gerva y vamos comentando el partido de fútbol del día anterior del Badajoz y llegamos a la primera subida seria con su último km y medio con pendiente media del 10%.

    Algún año la he subido corriendo entera, pero este año no fue así. Quizás el aire de cara tampoco ayudaba, pero aún así veía que caminando unos segundos conseguía posteriormente correr con mucha más fuerza. En esta primera rampa alcanzo al menos a cinco o seis corredores y llegando arriba se bifurca la carrera y los atletas del cross toman otro recorrido, aunque no estoy pendiente cuantos siguen en la media maratón o giran por el cross.

Compañeros del Club Atletismo Badajoz


      La bajada la dedico a recuperar la respiración y dejo que la velocidad llegue por la inercia de la pendiente, y aunque no voy haciendo esfuerzo el ritmo es muy alto y muscularmente se notan los "zapatazos". Un par de atletas amigos me adelantan, pero no hago ni el mínimo esfuerzo por seguirlos. Yo sigo en mi propósito de hacer mi carrera por mi cuenta, como si fuera una contrareloj.

      Al finalizar la bajada continúan unos tres kms de falso llano que corro tranquilamente, con la cabeza en la siguiente cuesta. Me da igual quién va delante o si alguien me puede adelantar, pero ya he podido apreciar que el que va más fuerte en las subidas soy yo y en las bajadas soy más lento.




          Siguiente subida, la famosa cuesta de hormigón. Sigo con la estrategia de cuando veo que las pulsaciones se disparan y la respiración es agónica camino unos segundos, controlando las pulsaciones en el reloj, y cuando han bajado esas cuatro o cinco pulsaciones por minuto vuelvo a correr. Lejos de perder ritmo se nota el agradecimiento de las piernas en forma de solvencia en la subida.

         He vuelto a alcanzar a los dos atletas que me adelantaron en la última bajada, y como el que no quiere la cosa nos hemos plantado en el km 10 y siento que voy entero. En la posterior bajada me vuelve a alcanzar uno de esos atletas pero ya no le ha resultado tan fácil ya que gané bastante ventaja en la última subida.



         Lo más duro lo hemos ya dejado atrás pero aún quedan un par de cuestas  duras. Y es en esa tercera cuesta cuando definitivamente adelanto a mi acompañante y saco una ventaja que ya no volvería a neutralizar. Aunque soy consciente de ello sigue sin ser lo que más me preocupe, pues trato de abstraerme imaginando que voy haciendo un entrenamiento intenso por el campo yo solo, sin pensar que estoy compitiendo.

         Aunque voy esforzándome mucho, mentalmente voy relajado, incluso disfrutando del recorrido. Tal es así que me doy cuenta que el gel que llevaba para el km 10 o 11 no me lo he tomado, ni falta que me ha hecho.

         En el km 15 tomamos el recorrido de la primera subida pero esta vez en bajada. Es clara señal de que es el último sector de la carrera, aunque aún queda una última subida, aunque más corta y llevadera. En esa curva he mirado para atrás y veo que nadie me sigue cerca, y esto me ayuda a seguir corriendo tranquilo, ya que por delante tampoco veo a nadie que pueda alcanzar.




           Llega el momento de salirse de ese camino para tomar la última rampa. Ahí hay un puesto de avituallamiento y las dos personas que están ahí me dicen que voy cuarto clasificado y que al tercero lo tengo al alcance. Me sorprende mucho ir tan adelantado en la carrera pues pensaba que había más gente por delante mía. Esto ha sido porque la bifurcación del cross, en el km 5, la tomaron más de los que imaginé.

         Realmente el tercero no estaba tan cerca, ya que yo empezaba a subir y él ya había llegado arriba, por lo que no merecía ni intentarlo. La cuesta la subo corriendo y se pasa rápido y una vez arriba, ahora sí, todo es bajar hasta llegar a la zona de meta.

       Voy viendo en todo momento al atleta que va tercero, pero ya vamos a ritmos de 3:40 e intentar acelerar a estas alturas de carrera es complicado. Por detrás me sigue un compañero del club, pero igualmente tendría que correr muy rápido para darme alcance.

          Así que con todo decidido sólo falta llegar a meta, aunque esos últimos tres kms se hacen interminables a pesar de ir cuesta abajo, pero por fin llegamos a la meta, con ese cuarto puesto que sabe a gloria y, sobre todo, por las buenas sensaciones que he disfrutado durante toda la carrera y muy cerca de mi 3ª posición en la edición de 2017.

         Tiempo final de 1:33:18, 4º en la clasificación general y 2º de mi categoría de edad (pincha aquí para ver el track). Aunque cansado no ha habido coste muscular, y la ganancia de confianza para la Maratón de Lisboa del próximo 9 de octubre es muy grande.