Siguen pasando las semanas y los meses sin ver un mínimo de luz en el horizonte respecto a las competiciones en el atletismo no federado. Hay quien se dedica únicamente a hacer rodajes suaves para mantener un mínimo de forma física y también están quienes están metiendo sesiones de calidad para no caer en la rutina. Cabe replantearnos qué nos impulsa a entrenar en tiempos de cuarentena.
El contexto en el que nos encontramos en la actualidad ha cambiado totalmente respecto de lo que conocíamos antes de mediados de marzo. Aún estamos saboreando cada zancada pensando en cuando no podíamos hacerlo y, aunque sí que hay personas que nunca compiten y disfrutan del correr por correr sin necesidad de más alicientes, la mayoría añora aquellos tiempos de quedadas para entrenar y la posterior "recuperación" con desayuno o cerveza, igual que echa de menos las competiciones, en donde con sólo colocarse el dorsal se disparaban las pulsaciones. Pero eso ahora no lo tenemos y nos preguntamos ¿y ahora qué? ¿qué me motiva a entrenar con el mismo ímpetu que lo hacía anteriormente?
Cuando salimos del confinamiento todos hacíamos rodajes suaves para adaptarnos de nuevo a correr y recuperar sensaciones, pero un tiempo después ya se podían ver por Strava series de velocidad y tiradas largas. Pero ¿hay necesidad de hacer entrenamientos de calidad si por ahora no vamos a competir? La razón nos dice que no pero nuestro corazón nos dice que sí. Y cuando escuchamos lo que nos dice el corazón encontramos razones como estas:
- Nos gusta sentirnos fuertes. Cuando hemos conseguido completar un entrenamiento de forma satisfactoria o, mejor, superando las expectativas que teníamos antes de comenzarlo, nos invade una sensación de placer increíble. Los niveles de adrenalina se disparan mientras realizamos un entrenamiento y sentimos que vamos corriendo rápido y, a la vez, somos capaces de controlar y mantener un determinado ritmo.
- Mayor variedad de entrenamientos. La variedad de entrenamientos se diversifica cuando tenemos facultades para poder realizarlos y esto hace que cada sesión sea distinta, dejando atrás la monotonía de rodaje tras rodaje. Series cortas o series largas, tiradas kilométricas, fartlek o ritmos controlados, son parte del abanico de posibilidades que se abre si consigues poner tus piernas a tono.
- Disfrutar más de cada zancada. Quizás no es necesario ahora buscar un pico de forma, pero los entrenamientos serán más placenteros y menos sufridos cuanto mayor capacidad tengamos para completarlos. En los primeros días lo pasamos pipa con un simple rodaje a un ritmo más lento de lo habitual, pero si las pulsaciones no se hubieran ido por las nubes debido a nuestra falta de forma lo habríamos disfrutado aún más.
- Algún día las competiciones volverán. Ahora nos parece una utopía, pero quizás más pronto que tarde nos encontremos con la noticia de que vuelven las competiciones. Serán carreras como las que conocemos pero marcadas por limitaciones de participación y otro tipo de restricciones, pero puede pasar también que alguien agudice el ingenio y se saque de la manga un tipo de competición que aún no conocemos. Suceda una u otra posibilidad, que no nos pille a pie cambiado y podamos disfrutarlas y disputarlas desde el primer día.
- Las competiciones virtuales están ahí. Aunque es ya existían hace algún tiempo, este tipo de carrera entran ahora en su época dorada. Consisten en completar una determinada distancia de forma individual en el circuito que tú elijas y cuando a tí mejor te venga, para después subir los datos recogidos por tu GPS a una plataforma con el fin de hacer una clasificación. La sospecha sobre la legalidad de los tiempos de algunos participantes siempre pesarán en contra de este tipo de eventos, pero nos servirán como test para medir nuestro estado de forma y para "matar el gusanillo" de competición tradicional mientras éstas no se puedan celebrar.
Hace algún tiempo hablábamos en estas páginas sobre la diferencia entre entrenar o salir a correr, y de que la falta de una meta u objetivo y dejarlo todo a expensas de la fuerza de voluntad podría llevarnos a priorizar otras opciones por delante del deporte. Por eso puede ser necesario que nos marquemos un objetivo que nos empuje a salir a entrenar cuando nuestras ganas de hacerlo empiecen a flaquear, que nos motive a esforzarnos y a dar más de nosotros en esos entrenamientos en los que "tu diablillo rojo" te susurra al oído una invitación a rendirte y no penar más.