Aventura que se gestó en la comida de la pasta de la Maratón de Badajoz, allá por marzo y que inicialmente iba a ser maratoniana pero que finalmente se ha quedado en media maratón. Cuando finalmente supe que podía asistir la inscripción de la maratón ya estaba por las nubes y no soy yo de gastarse 79 euros únicamente en una inscripción.
La expedición del compañeros del club y familias salía el sábado por la mañana de Badajoz pero a mi me tocaba trabajar. Así que una vez terminada la jornada, a las 15:00, ya me esperaba Ana en el parking del trabajo con Sergio y directamente, sin perder ni un minuto, partíamos hacia Lisboa. Yendo de copiloto me pude permitir comer tranquilamente además de hacer el viaje más descansado. Fran, el que nunca falla, se encargaría de recoger mi dorsal por si yo no llegaba a tiempo.
Viaje tranquilo, llegada a tiempo y a disfrutar de la tarde con un paseo en grupo por Lisboa para estirar las piernas y relajar tensiones previas. Risas, muchas fotos, buen rollo y reencuentros con gente por las calles, tanto conocidas como que nos conocían por las inconfundibles camisetas naranjas del club, como ese club de Cordoba con el cual nos fotografiamos en la Plaza del Comercio. Vuelta no muy tarde para cenar e ir al "sobre" a tiempo de descansar en condiciones en el Hotel.
Amanece el domingo. Aunque la carrera era a las 10:30, con salida en el puente Vasco de Gama (el nuevo), habíamos quedado en el hall del hotel a las 7:45 para llegar con tiempo de coger un buen sitio de salida y evitar en lo posible la aglomeración en la salida que nos hiciera perder excesivo tiempo. Poco a poco fuimos apareciendo mitad cara de sueño, mitad de ilusión. Así que llegamos a la salida con mucho tiempo por delante, casi dos horas de antelación, aunque ya había bastante gente. Nos sentamos en el suelo para no cansar en exceso las piernas y aprovechamos para estirar un poco y charlar. Allí nos fuimos encontrando poco a poco la totalidad de la expedición pacense, que incluia a los amigos de la AACB Dani, Victor y Lorena.
Tras la larga espera se da la salida, en frío, sin poder haber calentado antes por falta de espacio. Como era de esperar los primeros compases son de ir quitándose a gente de en medio, en ocasiones casi de forma literal. Me lo tomé con calma pues estimaba que las energias que no gastara ahora por no poder ir más deprisa las tendría después para invertirlas en kms posteriores. En cambio, veo que Juanjo y Paco Arrobas van más "a saco" intentando abrirse hueco lo antes posible. Antes de lo previsto ya estaba corriendo de una manera natural, habría pasado unos 700 metros desde la salida, y ayudado por la bajado del puente el ritmo ya era el correcto haciendo el primer km en 4:09. Ahora solo tocaba correr como me había planteado con antelación... por sensaciones.
Siempre llevando con orgullo nuestro nombre |
Vamos a salir del largo puente y hacemos una raqueta hacia la derecha que va formando un giro de 270º hasta que pasamos por debajo del mismo. Uno de los momentos que me quedarán grabados, mirar hacia arriba y ver una inmensidad de personas corriendo aún a lo largo del puente. Preciosa imagen que bien hubiera valido plasmar con una cámara. Ya estamos corriendo por las calles de Lisboa y aún es un constante adelantar a otros atletas, aunque ya de forma natural, sin tener que cambiar las trayectorias. A la vista tengo a Paco y algo más adelante de este a Juanjo. Voy corriendo cómodo, sin mirar el reloj ni controlar ritmo, sólo a lo que me pida el cuerpo.
Los primeros kms van pasando casi sin enterarme, inmerso en mi mundo intentando observar todo lo que me rodea, observando cada detalle. Entramos en la avenida Don Joao II, amplia y larga avenida en donde se encuentra el hotel donde nos hospedamos. Poco a poco me acerco a Paco hasta que le doy alcance y continuamos juntos la aventura. Juanjo está unos 30 metros más adelante y ni se acerca ni se aleja y a lo lejos se escuchan voces y gritos de ánimos que nos son muy conocidos, demasiado conocidos. Allí estaban Rita, Ana y Rebeca con la "guardería" animando a pie de cañón con la bandera extremeña y la blanquinegra del Club Atletismo Badajoz. Es una bocanada de oxígeno estar corriendo tan lejos de casa y sentirte tan cerca de la misma.
Se acaba la avenida y tras un par de rotondas empezamos a entrar en la parte más aburrida de la carrera, una zona industrial en la que no había gente animando y viendo la carrera que no fuera de la organización. Sigo corriendo con Paco por sensaciones, el ritmo promedio es de 3:50 y vamos cómodos y sin aprientos. Por delante vemos que Juanjo se ha tenido que parar a coger algo que se le ha caido, momento en el que ve que estamos ahí mismo y decide esperarnos. La aventura ahora consta de tres blanquinegros, cosa que nos viene bien para sentirnos arropados y darnos ánimos. Seguimos adelantando a atletas, un goteo incesante, algunos intentan aguantar nuestro ritmo pero en seguida se descuelgan, señal de que no vamos mal.
Pasamos los 10 kms en 38:22, el ritmo es bueno y aguantable. Observo que los árboles suenan más de la cuenta debido al aire, y que las cintas de las vallas se mueven más de la cuenta; aviso que cuando hagamos el giro de 180º nos vamos a topar un aire "mu salao" de cara. Me tomo mi gel, uno normal, sin muchas indicaciones y pronto siento el efecto. En el km 13 damos el giro para correr en sentido contrario al que llevamos y nos juntamos con los que vienen haciendo la maratón, a esas alturas iban los que terminarían en 3:15 o 3:30, a deducir por los numerosos cronómetros que había a lo largo del recorrido. Conclusión, adelantar y más adelantar a atletas, pero ya perdiendo noción de si eran de una prueba o de otra. No era problema porque las avenidas son muy anchas y sólo se ocupa una pequeña parte de la misma.
El viento empieza a molestar, por momentos con rachas muy fuertes llegando incluso a tumbar de golpe varias vallas. Ya no voy corriendo cómodo pero siendo que voy aguantando bien el esfuerzo sin aflojar, me siento fuerte, aunque estoy deseando ver el km 18 porque a partir de ahí ya es correr con corazón con algo que le quede a las piernas. Mismo esfuerzo, misma potencia, mismas sensaciones, pero con aire en contra tienen como resultado que el ritmo es más lento... 3:58, 3:57 y 3:58 progresivamente aunque nunca por encima de 4:00. Paco empieza a pagar el empuje del viento y a pesar de nuestros ánimos se descuelga. Nos quedamos Juanjo y yo para afrontar el último tramo de carrera. Decir que Juanjo está pagando desde el inicio sus problemas de salud en las últimas fechas porque en condiciones óptimas su lugar en carrera era otro.
Ahora sí, km 18, el olor a meta es inconfundible, más cuando dejamos atrás la zona industríal y entramos de nuevo entre edificios de viviendas, hoteles y oficinas. Desfallecer y aflojar son situaciones que ya no se contemplan y a "arreones" vamos acelerando el ritmo para llegar meta lo antes posible. De nuevo en la avenida Don Joao II se produce una bifurcación entre maratón y media maratón, ya sólo quedan kilómetro y poco y aún así seguimos pasando a atletas, como desde que salimos. Curva a la derecha que da a una calle con bajada pronunciada que sirve de pasarela para llegar a recta de meta, allí de nuevo la comitiva de nuestras animadoras. Aprieto y aprieto para arañar segundos aunque viendo los anteriores cronos no pintaba de la mejor manera, pero a pesar de esto doy todo. Juanjo no tiene nada que ganar y desiste de ese último esfuerzo que sería gratuito y a metros de meta otro atleta que paso.
Cruzo la meta, miro el crono y 1:22:02. La sensación es de decepción, de haber hecho la carrera de tu vida y que te roben la recompensa final. Me maldigo y lamento, es increible !!! Miro la distancia y el reloj marca 21,28 kms, pero nunca sabremos si es error del gps o es que realmente tiene distancia de más, si bien, unos doscientos metros antes de la meta, a donde después fuimos con nuestras familias al pasar de muchos atletas sonaba el pitido de relojes marcando los 21 kms, por lo que todos no podían estar equivocados. Sea como fuere, la marca que queda es la misma que ya tenía 1:22, si bien he arañado unos segundos a mi mejor marca en la Badajoz-Elvas de 2013.
Tras la frustación inicial el paso del tiempo fue tornando mi perspectiva del resultado. Haber quedado el 98 de la general en una prueba en la que participaban más de 5500 atletas, 18º de mi categoría (M-35) y 7º español en meta, habiendo hecho una media de 3:51 minutos por kilómetro en tantos kilómetros no está al alcance de mucha gente y sería pensar egoístamente si con esos datos no me siento afortunado. Ahora, afortunado, lo es ser afortunado es poder compartir un fin de semana maravilloso con los compañeros, amigos y, por qué no, familia del CAB, y poder haberlo hecho con nuestras parejas e hijos. Eso sí que no tiene precio, lo del correr, aunque importante, es secundario.
CONCLUSIÓN DEPORTIVA: está en las piernas y va a salir, algún día va a salir y ese día echaré la vista atrás al momento en que escribo estas líneas y pensaré: "... si te lo llegan a decir entonces no te lo creerías".
CONCLUSIÓN EXTRADEPORTIVA: Salga como salga una carrera, siempre tendrá prioridad las vivencias que hayas compartido con las personas que te rodean. Se puede vivir sin correr, pero sin tu gente...
Los primeros kms van pasando casi sin enterarme, inmerso en mi mundo intentando observar todo lo que me rodea, observando cada detalle. Entramos en la avenida Don Joao II, amplia y larga avenida en donde se encuentra el hotel donde nos hospedamos. Poco a poco me acerco a Paco hasta que le doy alcance y continuamos juntos la aventura. Juanjo está unos 30 metros más adelante y ni se acerca ni se aleja y a lo lejos se escuchan voces y gritos de ánimos que nos son muy conocidos, demasiado conocidos. Allí estaban Rita, Ana y Rebeca con la "guardería" animando a pie de cañón con la bandera extremeña y la blanquinegra del Club Atletismo Badajoz. Es una bocanada de oxígeno estar corriendo tan lejos de casa y sentirte tan cerca de la misma.
Se acaba la avenida y tras un par de rotondas empezamos a entrar en la parte más aburrida de la carrera, una zona industrial en la que no había gente animando y viendo la carrera que no fuera de la organización. Sigo corriendo con Paco por sensaciones, el ritmo promedio es de 3:50 y vamos cómodos y sin aprientos. Por delante vemos que Juanjo se ha tenido que parar a coger algo que se le ha caido, momento en el que ve que estamos ahí mismo y decide esperarnos. La aventura ahora consta de tres blanquinegros, cosa que nos viene bien para sentirnos arropados y darnos ánimos. Seguimos adelantando a atletas, un goteo incesante, algunos intentan aguantar nuestro ritmo pero en seguida se descuelgan, señal de que no vamos mal.
Expedición pacense momentos antes de tomar la salida. |
Pasamos los 10 kms en 38:22, el ritmo es bueno y aguantable. Observo que los árboles suenan más de la cuenta debido al aire, y que las cintas de las vallas se mueven más de la cuenta; aviso que cuando hagamos el giro de 180º nos vamos a topar un aire "mu salao" de cara. Me tomo mi gel, uno normal, sin muchas indicaciones y pronto siento el efecto. En el km 13 damos el giro para correr en sentido contrario al que llevamos y nos juntamos con los que vienen haciendo la maratón, a esas alturas iban los que terminarían en 3:15 o 3:30, a deducir por los numerosos cronómetros que había a lo largo del recorrido. Conclusión, adelantar y más adelantar a atletas, pero ya perdiendo noción de si eran de una prueba o de otra. No era problema porque las avenidas son muy anchas y sólo se ocupa una pequeña parte de la misma.
Momento de la salida en el Puento Vasco da Gama |
El viento empieza a molestar, por momentos con rachas muy fuertes llegando incluso a tumbar de golpe varias vallas. Ya no voy corriendo cómodo pero siendo que voy aguantando bien el esfuerzo sin aflojar, me siento fuerte, aunque estoy deseando ver el km 18 porque a partir de ahí ya es correr con corazón con algo que le quede a las piernas. Mismo esfuerzo, misma potencia, mismas sensaciones, pero con aire en contra tienen como resultado que el ritmo es más lento... 3:58, 3:57 y 3:58 progresivamente aunque nunca por encima de 4:00. Paco empieza a pagar el empuje del viento y a pesar de nuestros ánimos se descuelga. Nos quedamos Juanjo y yo para afrontar el último tramo de carrera. Decir que Juanjo está pagando desde el inicio sus problemas de salud en las últimas fechas porque en condiciones óptimas su lugar en carrera era otro.
Ahora sí, km 18, el olor a meta es inconfundible, más cuando dejamos atrás la zona industríal y entramos de nuevo entre edificios de viviendas, hoteles y oficinas. Desfallecer y aflojar son situaciones que ya no se contemplan y a "arreones" vamos acelerando el ritmo para llegar meta lo antes posible. De nuevo en la avenida Don Joao II se produce una bifurcación entre maratón y media maratón, ya sólo quedan kilómetro y poco y aún así seguimos pasando a atletas, como desde que salimos. Curva a la derecha que da a una calle con bajada pronunciada que sirve de pasarela para llegar a recta de meta, allí de nuevo la comitiva de nuestras animadoras. Aprieto y aprieto para arañar segundos aunque viendo los anteriores cronos no pintaba de la mejor manera, pero a pesar de esto doy todo. Juanjo no tiene nada que ganar y desiste de ese último esfuerzo que sería gratuito y a metros de meta otro atleta que paso.
Ultimos metros en recta de meta. |
Cruzo la meta, miro el crono y 1:22:02. La sensación es de decepción, de haber hecho la carrera de tu vida y que te roben la recompensa final. Me maldigo y lamento, es increible !!! Miro la distancia y el reloj marca 21,28 kms, pero nunca sabremos si es error del gps o es que realmente tiene distancia de más, si bien, unos doscientos metros antes de la meta, a donde después fuimos con nuestras familias al pasar de muchos atletas sonaba el pitido de relojes marcando los 21 kms, por lo que todos no podían estar equivocados. Sea como fuere, la marca que queda es la misma que ya tenía 1:22, si bien he arañado unos segundos a mi mejor marca en la Badajoz-Elvas de 2013.
Tras la frustación inicial el paso del tiempo fue tornando mi perspectiva del resultado. Haber quedado el 98 de la general en una prueba en la que participaban más de 5500 atletas, 18º de mi categoría (M-35) y 7º español en meta, habiendo hecho una media de 3:51 minutos por kilómetro en tantos kilómetros no está al alcance de mucha gente y sería pensar egoístamente si con esos datos no me siento afortunado. Ahora, afortunado, lo es ser afortunado es poder compartir un fin de semana maravilloso con los compañeros, amigos y, por qué no, familia del CAB, y poder haberlo hecho con nuestras parejas e hijos. Eso sí que no tiene precio, lo del correr, aunque importante, es secundario.
CONCLUSIÓN DEPORTIVA: está en las piernas y va a salir, algún día va a salir y ese día echaré la vista atrás al momento en que escribo estas líneas y pensaré: "... si te lo llegan a decir entonces no te lo creerías".
CONCLUSIÓN EXTRADEPORTIVA: Salga como salga una carrera, siempre tendrá prioridad las vivencias que hayas compartido con las personas que te rodean. Se puede vivir sin correr, pero sin tu gente...